De Misisipi a Veracruz: La influencia del gótico sureño en Temporada de huracanes, de Fernanda Melchor

Lucinda Garza Zamarripa

William Faulkner, escritor y guionista estadounidense nacido en 1897 en Misisipi, fue un hombre sureño, autor de obras como El ruido y la furia (1929), Santuario (1931), y Luz de agosto (1932). Fallece en 1962. Veinte años después, en 1982, nace en Veracruz Fernanda Melchor, quien eventualmente se convertiría en periodista y narradora, y publicaría los títulos Aquí no es Miami (2013), Falsa liebre (2013) y Temporada de huracanes (2017). Ambos son autores que provienen de contextos aparentemente distintos, pero su obra descubre las coincidencias entre estas dos latitudes.

En la más reciente novela de la mexicana Fernanda Melchor, Temporada de huracanes, es posible encontrar reverberaciones del gótico sureño, subgénero al que pertenecieron autores estadounidenses como Tennessee Williams, Eudora Welty, Flannery O’Connor, Cormac McCarthy, y Faulkner. En varias ocasiones, Melchor ha declarado que entre sus influencias literarias se encuentran tanto McCarthy como Faulkner, y son tales los paralelismos entre su trabajo y el de los escritores del gótico sureño que, en un artículo de El Economista, Concepción Moreno (2017), afirma que Temporada de huracanes existe en un género que ella denominaría gótico tropical: “pongamos que es un gótico tropical, muy al estilo de los personajes de William Faulkner (que, aunque no vivían en el trópico, comparten con la gente costeña el calor y la tragedia como destino)” (Moreno, 2017). Esta novela habla de los habitantes de una población pequeña y rural en Veracruz, La Matosa, y los eventos que suceden tras el descubrimiento del cadáver de la Bruja (hechicera y curandera del lugar), causando un revuelo de rumores y revelaciones acerca de sus habitantes.

Entre los elementos que Temporada de huracanes comparte con el gótico sureño están: el uso del recurso narrativo del flujo de conciencia, la exploración de la decadencia a través de personajes marginales, y el empleo de lo grotesco para criticar realidades sociales.

El flujo de conciencia es un término acuñado inicialmente por el psicólogo estadounidense William James, el cual fue eventualmente llevado a la crítica literaria para designar una técnica narrativa que explora los pensamientos de los personajes de manera directa y libre, sin intermediarios. Este aspecto no es necesariamente característico del gótico sureño, sin embargo, destaca en El ruido y la furia, de Faulkner, específicamente en los primeros tres capítulos, en los que Benjy, Quentin y Jason se convierten en los narradores intradiegéticos de sus respectivas historias, dejando al lector entrar en sus complejos procesos mentales. En el caso de Temporada de huracanes, de Melchor, se puede apreciar una adaptación de este recurso literario a lo largo de toda la novela, como en: “luego luego inventaron que yo tenía sidral y que había matado a no sé cuántos pinches choferes de una empresa transportista, pinches chismes culeros que se inventaron por pura envidia” (Melchor, 2017: 141). Los habitantes de La Matosa, Veracruz hablan libremente, sin filtros y llenos de coloquialismos, pues Melchor deja sus monólogos interiores fluir. En el texto se encuentra la particularidad de que, a diferencia de un flujo de conciencia por así decirlo “puro”, sí existen intervenciones de una especie de narrador extradiegético, sin embargo, este no afecta los flujos de información ofrecidos por los personajes, no los interviene ni modifica. El ritmo característicamente frenético de la novela es dictado por este flujo, sin guiones para indicar los diálogos, sin puntos y aparte para separar los párrafos, en una concatenación de ideas que envuelve al lector de una forma muy similar en la que lo hacen pensamientos de los Compson en la novela de Faulkner.

Como en El ruido y la furia, las historias del gótico sureño están plagadas de lo marginal, de personajes excluidos por la sociedad, de mujeres, de negros, de enfermos mentales; esta característica es también una de las más presentes en la novela de Melchor, en la cual se cuentan las experiencias de drogadictos, homosexuales, prostitutas y viejas curanderas, como se observa en el caso del tío Maurilio en el tercer capítulo de Temporada de huracanes “en sus últimos años le dio por la droga […] pero al menos de él nunca dijeron que frecuentaba a los maricones del pueblo, ni que se la vivía metido en casa de la Bruja…” (Melchor, 2017: 48), y a lo largo de todo el texto con cada uno de los personajes. Melchor ofrece una novela que, al igual que las del gótico sureño, está: “alimentada por un sentido de alienación y otredad y presenta personajes marginados que intentan pero no logran establecer conexiones humanas”. (Bjerre, 2017).

Como último punto, en la novela de Melchor destacan las situaciones grotescas, cuando sus personajes (La Bruja, Munra, Luismi, Chabela, Rigorito, Brando…) viven experiencias que pueden caer en la definición que Bajtín le da al término de lo grotesco y lo carnavalesco:

Para Bajtín, los elementos de la materia carnavalesca como la ambivalencia o dualidad, los deslizamientos de sentido, la inversión, la confusión entre el ámbito de los preceptos y la realidad cotidiana subvertida, la interpenetración de los espacios de lo simbólico y lo cotidiano, la catarsis y proyección social de los conflictos, ponen de manifiesto lo incierto de las fronteras existentes entre toda representación simulada y las situaciones propias de la vida diaria y rutinaria. (Machuca, 1995).

En la población de La Matosa, de manera pública o privada, los habitantes presentan comportamientos transgresores y disruptivos: adicciones, locura, orgías, prostitución y asesinato, por nombrar algunos. Poniendo al lector en una situación de incomodidad al presenciar la crudeza de eventos de una fealdad casi exagerada, pero real, como al leer pasajes como el siguiente: “cuando se diera cuenta de que todo había sido en balde regresaría a la comandancia para vengarse de Brando y cortarle la verga y las orejas y luego dejarlo desangrarse en el interior de aquella celda…” (Melchor, 2017: 157). En las palabras de la misma autora:

Me gusta, sí, trabajar con emociones duras, difíciles de digerir no le saco la vuelta. Esto es en parte porque la literatura que a mí me gusta es justamente esa que hace sentir, la que remueve mi interior de y despierta sensaciones que preferiría olvidar: justo ese es el tipo de efecto que busco producir. (Melchor, 2013).

Tanto Melchor, como los autores del gótico sureño trabajan con estas “emociones difíciles de digerir” que causan un fuerte impacto en el lector, que sin embargo provienen de la realidad social de sus respectivos contextos. Para los estadounidenses del siglo XX la segregación, el machismo y el conservadurismo, para los mexicanos del siglo XXI la violencia, la drogadicción y los desaparecidos.

En conclusión, es posible decir que existe una clara relación entre el subgénero literario del gótico sureño y la novela Temporada de huracanes de Fernanda Melchor. La autora mexicana toma elementos clave presentes en la escritura de Faulkner y McCarthy, como lo es el frenético y envolvente flujo de conciencia en la narración, personajes marginales que viven en la decadencia, y las situaciones grotescas que incomodan al lector al enfrentarlo con realidades sociales llevadas al extremo. El trabajo de Melchor evoca inevitablemente a estos escritores sureños y su manera de registrar la experiencia del sur de los Estados Unidos durante el siglo XX, pero lo hace a su manera, adaptado, “tropicalizado”, hablando de Veracruz y de los lugares más oscuros de la pobreza mexicana. Es probable que Faulkner jamás hubiera imaginado que décadas después de su muerte sería una de las inspiraciones principales de una de las autoras mexicanas más prometedoras del siglo XXI, pero lo hizo. Sin embargo, lo que presenta Melchor es una obra que va más allá de sus influencias, más allá del gótico sureño o de Faulkner, pero que trata de la miseria humana que, en esencia, es la misma sin importar la locación. Fernanda Melchor, consciente del pasado literario que le precede, abre otros senderos hacia el futuro, brindándonos, en este caso, nuestro propio gótico tropical.

 

REFERENCIAS

Bjerre, T. Æ. (2017). “Southern Gothic Literature”. Recuperado de: http://oxfordre.com/literature/view/10.1093/acrefore/9780190201098.001.0001/acrefore-9780190201098-e-304

Enciclopedia de la Literatura en México. (2017). “Fernanda Melchor”. Recuperado de: http://www.elem.mx/autor/datos/4045

Faulkner, W. (2017). El ruido y la furia. Madrid: Alianza Editorial

Gil, E. (2013). “Me gusta trabajar con emociones difíciles de digerir. Charla con Fernanda Melchor”. Recuperado de: http://www.siempre.mx/2013/12/me-gusta-trabajar-con-emociones-dificiles-de-digerir/

González-Linares, M. (2016). “Bajtín, Rabelais y el cuerpo grotesco”. Recuperado de: http://amberesrevista.com/bajtin-rabelais-y-el-cuerpo-grotesco/

Humphrey, R. (1962). Stream of Consciousness in the Modern Novel. Los Angeles: University of California Press.

Machuca, J. (septiembre-diciembre, 1995). “Mijaíl Bajtín y las nuevas orientaciones de análisis en las ciencias sociales (la cultura cómica popular)”, en Dimensión Antropológica 5; pp. 105-124. Disponible en http://www.dimensionantropologica.inah.gob.mx/?p=1491

Melchor, F. (2017). Temporada de huracanes. Ciudad de México: Penguin Random House.

Moreno, C. (2017). “Gótico tropical”. Recuperado de: https://www.eleconomista.com.mx/arteseideas/Gotico-tropical-20170621-0030.html

 


 

Lucinda Garza Zamarripa. (Monterrey). Estudiante de la Licenciatura en Letras en la Universidad de Monterrey (UDEM). Feminista, entusiasta del teatro musical y promotora de lectura y literatura en el canal de YouTube «Lucinda Entre Libros».