Ya no estoy aquí: un guion fiel a la cultura kolombia*

Carolina Muela

Ya no estoy aquí es la historia de lo indispensable que es la compañía de Los Terkos en la vida, en la colonia, pero sobre todo en la adolescencia de Ulises. Una vida atravesada por la migración forzada y la delincuencia organizada.

Los Terkos son una familia elegida, una que muchas veces solo puede crearse a partir de la música que apasiona a sus integrantes, en este caso es la kolombia. Con esta familia elegida se viven aventuras y se pasa tiempo de ocio en esta colonia rodeada de cerros regiomontanos.

Aventuras sencillas que no implican gastar ni un peso, que solo consisten de caminar, escuchar música, bailar, grafitear, representar a Los Terkos y al símbolo star de cualquier forma que pueden, pero más importante, estar ahí el uno para el otro dándose contención amistosa en los momentos difíciles que atraviesan.

Cuando Ulises se ve forzado a irse de Monterrey, el defender su identidad y su estilo le causan problemas y malos ratos en un país ajeno. Pero no le importa, la kolombia prevalece en sus oídos, mientras que su estilo y la identidad que representa está por encima de todo, inclusive por encima de tener un techo donde dormir. Esto nos refleja la prioridad de su identidad kolombia y su valentía al defender su estética a donde sea que vaya.

El filme vale la pena por todo esto y más, sin duda hay críticas, como siempre las ha habido hacia quienes deciden estudiar, retratar o filmar subculturas marginadas a las que no pertenecen. Se cuestiona quién tiene derecho o no a contar su historia, la respuesta creo que es: quien sea que tenga la sensibilidad y sepa hacer un guion fiel a dicha cultura. Y el director Fernando Frias de la Parra lo logró.

Me atrevo a decir que esta es la identidad más interesante en lo visual y lo auditivo a la que estos cerros han dado vida. Y creo que los miles de asistentes a la función de estreno en el Colegio Civil están de acuerdo conmigo.

La fotografía sumamente colorida, las actuaciones tan simpáticas y el guion tan acertado de Ya no estoy aquí lograron cautivarnos. Agradecemos desde Av. Aztlán al director y a su grupo de trabajo por el interés en la kolombia, por su esfuerzo, por dejarnos este valioso producto de tan hermoso momento de la historia de nuestra ciudad: los kolombias.

Es importante registrar la memoria histórica de esta identidad estética kolombia y también la transición que tuvo su movimiento. Como su cotidianidad se sumergió a la violencia durante el periodo más álgido de la Guerra contra el Narco en Nuevo León. Un momento que nos alejó de las calles y que separó a este tipo de bandas, desapareciendo en gran parte a los kolombias.

También agradecemos a las y los actores de este filme, a quienes tuvimos la oportunidad de escuchar en la rueda de prensa. Al conocerlos personalmente nos compartieron que aparte de ser pertenecientes a la kolombia, crecieron en muchas de las colonias más representativas de nuestro estado con quienes nosotras compartimos identidad. El valor y amor que ellas y ellos le dan a esta película es compartida por nosotras en este medio.

*Este artículo se publicó originalmente en la revista Av. Aztlán en diciembre de 2019.


Carolina Muela Rodríguez. Licenciada en Sociología por la UDEM. Se ha especializado en investigaciones sobre culturas juveniles: estética corporal, musical y migración. Ha publicado en revistas como Mexican Studies de la UCLA. Actualmente es parte del Colectivo Editorial Av. Aztlán.