El último día

Paulina Villalpando

 

yo sé que mirabas ese nombre grabado

como una reliquia

se qué esa casa abandonada 

con el yeso carcomido por el tiempo 

eran memorias queridas para ti

no la condena que yo siento

 

hermana, se qué esta vida ha sido diferente

para tí

para mí

que el tiempo te dio el don de la experiencia

de navegar entre esta casa 

sé que me guiaste de la mano

que las dos teníamos miedo 

de cruzar el pasillo por las noches

sé que camine y dormí por las mismas calles que tú

que pisé la misma iglesia

pero yo nunca conocí a ningún dios

y esa casa era para mí un cascarón 

y esas paredes eran ecos 

voces que se perdían entre el susurro del viento

entrando por debajo de la puerta

empujando el polvo y la tierra

diciéndome que ya todo había pasado

había llegado demasiado tarde

 

sé qué ambas jugamos a las escondidas

en el mismo lugar

pero nunca juntas

y que cuando corrías 

los árboles aún tenían hojas verdes

y el jardín florecía

había una libertad que el mundo ya no conoce

y que cuando corrí los árboles

 

llevaban años muertos

y a mí me parecía que lloraban

o tal vez crujían

la tierra seca se me metía entre las uñas

creí que escarbando iba a encontrar 

la causa de nuestros males

la razón por la que las lechuzas 

se posan de noche

en la casa de nuestro padre

tal vez podría encontrar la raíz

la muñeca de vudú enterrada

y arrancarla

y liberarnos

de la violencia que crece y renace

como la sangre bulle al caer en nuestra tierra

 

las dos somos dos heridas grandes

dos manos que luchan por aferrarse, 

 

contenerse los sesos

el esqueleto

pero lo que nos duele

sigue grabado en la placa 

que adorna nuestra casa

entre dos caras de jesús

a la altura de los labios de metal

y los rezos duelen

pero no se escuchan

hermana, no quiero ser convertida

en una estatua de sal

en el día del juicio final, 

 

podremos

caminar de nuevo juntas 

fuera de esa casa

hacia el descenso

y el recuerdo no será 

más que el polvo 

que arrope nuestros cuerpos

 

 


 

Paulina Villalpando. (Monterrey, Nuevo León, 2000). Licenciada en Letras Hispánicas por UANL. Poeta y mediadora de lectura, le gustan los libros de literatura infantil y llora con ellos.

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