Ghada Martínez
¿qué sentiste
cuando te dejé verme
por primera vez?
en ese bar que encontramos
por casualidad
un punto amarillo
en la oscuridad
de las calles inundadas
¿qué pensaste?
mientras nos llovía encima
el lugar atestado
nosotros
sentados tan cerca
que nos rozábamos
la música a todo volumen
yo nadando
en una playera de rayas enorme
tú con tus jeans negros ajustados
y una camisa como tablero de ajedrez
de cuadros negros y rojos
sobre el que mis piezas
cayeron una por una
me solté el cabello
porque dijiste
que te gusta
cómo se ve así
y qué inevitable se sintió
desnudarme frente a ti
enseñarte
mi piel de lija
mis heridas infectadas
aunque cómo dolió
que me vieras vomitar
balbuceos apenas inteligibles
jazmines nauseabundos
y mis vísceras grises
aunque no desviaste la mirada
aun cuando de mi barbilla colgaban
hilos de saliva
moco
y realidad
derecha
recién salida de la botella
cuánto ardió
como vampiro al sol
la sorpresa en tu rostro
tu expresión de lástima
pensar que ahora quizá juzgas
o me ves
como un animal
que arrastra una pata rota
como algo blando
que solo sabe lamerse
las llagas purulentas
me sostuviste de todas formas
te ensuciaste
de pétalos remojados
en ácido de estómago
y no puedo olvidar
tus manos
enterradas en mi cabello
tus dedos
en mis lóbulos
tu abrazo seguro
pero delicado
como si tuvieras miedo
de romperme
más
¿qué viste cuando
me desbordé frente a ti?
¿cuál fue tu veredicto?
cuando notaste las grietas
y el maremoto
de agua fétida
que soy
te lamió
los pies desnudos
todavía te huelo cerca
madera dulce
almizcle oscuro
el cuero de tu chamarra de piel
aun vibran en el aire
la noche sin luna
exhalaciones contenidas
tu campo magnético
inescapable
tus labios
sobre la comisura de los míos
pero no más allá
cada vello de mi cuerpo erizado
después de llorar
lágrimas de alcohol
volvimos en taxi
aunque creo que yo no regresé
ni regresaré jamás
de esa caída en espiral
porque mientras el auto nos llevaba
a través de la ciudad dormida
te quise devorar
hacerte besar los pedazos afilados
de mi corazón
aunque te cortaras
no me importó
mandar todo a la mierda
con tal de que me acariciaras
hasta hacerme olvidar
quizá es que ya no sé
de qué forma decirte
lo perdida que estoy
lo enamorada
más que tocándote
por debajo de la ropa
y cuando nos vi de reojo
en el espejo retrovisor
torcí una sonrisa
al darme cuenta de que querías
lo mismo que yo
que sabías que hubiera bastado
un movimiento un instante una señal
porque aunque volteaste el rostro
para apartarme
sentí tus uñas clavadas
en mi cintura
y te escuché suspirar
cuando intenté
poner mi lengua en tu garganta
pídemelo sobria
me dijiste
luego me besaste la mandíbula
como sentencia
y con una mano lasciva
alrededor de mi cuello
para alejarme
o convencerte
de que querías que me alejara
al final me dejaste
subí las escaleras
hasta mi departamento
solo me acompañó el eco
de mis pasos
de milagro logré meter la llave
en la cerradura
me eché en la cama
y gracias a dios
me quedé dormida
de inmediato
Ghada Martínez. Estudió Escritura Creativa y Literatura en la Universidad del Claustro de Sor Juana. En 2021, su libro de cuentos, Sapos en la lluvia, fue publicado por el Fondo de Cultura Económica y el Fondo Editorial Tierra Adentro. En 2018 participó en el programa de Escritura Elipsis organizado por el British Council y en 2019 formó parte del Women’s Creative Mentorship Project de la Universidad de Iowa. Ha publicado para revistas como Este País y Sin Embargo.