Carlos Lejaim Gómez
uno
Para llegar a la desembocadura del Río Bravo —lo que en el siglo XIX fue el puerto de Bagdad—, hay que partir de la zona semiurbanizada de la Playa Bagdad, en Matamoros, Tamaulipas, y recorrer casi 14 kilómetros sin pavimento. Es una ruta que normalmente exigiría vehículos de doble tracción con llantas que permitan sortear la arena suelta. Sin embargo, los matamorenses desde hace muchos años se las ingenian para llegar en cualquier tipo de coche manejando muy cerca del mar, donde las olas humedecen y compactan el suelo, como en los experimentos infantiles de fluidos no newtonianos, donde al mayor impacto mejor conserva la superficie la forma.
La boca del río es un espacio de reunión para tomar cerveza, pescar con red y atarraya, contemplar a los cangrejos salir corriendo de las olas a sus agujeros entre las plantas costeras que crecen en las dunas desiertas, ver a los tordos caminar en las partes más someras del mar y en las noches observar las estrellas y una sutil iridiscencia de las olas.
En los últimos años, tras la instalación de la plataforma de lanzamiento de cohetes de Space X en los márgenes de Las Palomas Wildlife Management Area y Boca Chica State Park, en el lado estadounidense del Río Bravo, las dunas más altas del lado mexicano de la desembocadura del río se han convertido en un observatorio de los lanzamientos. De nuestro lado la única infraestructura a lo largo de esos 14 kilómetros es un viejo faro.
En ese extremo más norestense del territorio nacional el paisaje, de dunas ariscas, un mar verdoso y arenas marrón, dista mucho de los paisajes nacionales: el altiplano de volcanes y cardones, la selva del sureste o las playas de postal del caribe y el pacífico mexicanos. Pero también es muy distinto al que apreciamos del otro lado del río: una soledad interrumpida por camionetas de la migra y una insólita estructura desde la que periódicamente parten cohetes al espacio. De este lado la fiesta, la celebración, el goce en medio de la nada.
En el español la palabra paisaje comparte raíz (del francés pays: campo, distrito) con país. En la construcción de la idea de lo nacional, con lo que la configuración de un país se cohesiona, el paisaje cumple un papel fundamental.
dos
Habiendo tocado en Río-Bravo del Norte para refrescar el agua, el general Mina dirigió a las tropas la proclamación siguiente.
Compañeros de armas,
Vosotros os habéis reunido bajo mis órdenes a fin de trabajar por la libertad e independencia de México. Ha siete años que este pueblo lucha con sus opresores para obtener tan noble objeto. Hasta ahora no ha sido protegido; y a las almas generosas toca mezclarse en la contienda. Así vosotros, siguiéndome habéis emprendido la mejor causa que puede suscitarse sobre la tierra.
Hemos tenido que vencer muchas dificultades. Yo soy testigo de vuestra constancia y sufrimiento. Los hombres de bien sabrán apreciar vuestra virtud y ahora vais a recibir su premio, es decir, el triunfo y el honor que de él resulte.
Vosotros sabéis que al pisar el suelo mexicano no vamos a conquistar, sino a auxiliar a los ilustres defensores de los más sagrados derechos del hombre en sociedad. Hagamos, pues, que sus esfuerzos sean coronados tomando una parte activa en la carrera gloriosa en que entienden [?]
Os recomiendo el respeto a la religión, a las personas y a las propiedades; y espero que no olvidaréis el principio de que no es tanto el valor como una severa disciplina lo que proporciona el éxito de las grandes empresas.
Río-Bravo del Norte a 12 de abril de 1817
Xavier Mina
Cuando Francisco Xavier Mina y Fray Servando Teresa de Mier prepararon desde Europa y Estados Unidos la expedición con la que pretendían apoyar una menguante lucha por la independencia de México, no sólo se abastecieron de lo necesario para llevar a cabo una empresa militar, sino que en Boston se hicieron de una “prensa de imprimir” y embarcaron al impresor Samuel Bangs. Sabían que la lucha por independizar una nación no sólo debía emprenderse debilitando el poder militar de los opresores sino afirmando desde una dimensión cultural los valores de la nueva nación.
Bagdad, que la misionera Melinda Rankin describió en 1863 como un rústico puerto que “se había establecido especialmente para los rebeldes” (Rankin, 2008, p. 164), en 1817 la encontraron Mina y Fray Servando como un modesto puesto militar realista que al estar el barco a las órdenes del mayor Sardá, de origen catalán, y al enarbolar la bandera española, le permitió a la tripulación aguar en el Río Bravo. La proclama de Mina dirigida a sus tropas en la desembocadura del Río Bravo del Norte, que se incluyó posteriormente en el Primer Boletín de la División Auxiliar de la República Mexicana, en caso de haber sido impresa sería el primer impreso del noreste mexicano (muy tardío tomando en cuenta la imprenta arribó a la Nueva España a mediados del siglo XVI). Aunque el historiador y tipógrafo norteamericano Douglas C. McMurtise (citado en Alessio Robles, 1939, p. 40) considera que fue impresa en el lado texano del río, para Vito Alessio Robles “Probablemente, dadas las dificultades para el desembarque y atendiendo al hecho de que los barcos enarbolaron bandera española, la proclama fue impresa a bordo en la desembocadura del Bravo, ya que estaba dirigida únicamente a los soldados que formaban la expedición” (Alessio Robles, 1939, p. 41).
tres
Cuando las tropas de Francisco Xavier Mina se detuvieron para abastecerse de agua en la desembocadura del Río Bravo no era ese el límite territorial que terminaría definiéndose en 1848 con la firma del Tratado de Guadalupe Hidalgo, pero allá, sobre un barco (una nave de los locos, quizá), con una tripulación mayoritariamente extranjera, con una imprenta y un impresor norteamericano, en las profundas soledades de las costas tamaulipecas, Francisco Xavier Mina y Fray Servando Teresa de Mier ya exploran la intuición de una patria: su territorio y sus pobladores. Otro cuadro excéntrico y seductor del primer regiomontano universal.
Referencias
Alessio Robles, Vito. La primera imprenta en las provincias internas de oriente: Texas, Tamaulipas, Nuevo León y Coahuila. México, Antigua Librería Robredo, 1939.Rankin, Melinda. Veinte años entre los mexicanos. Relato de una labor misionera. Monterrey, Fondo Editorial Nuevo León, 2008.
Carlos Lejaim Gómez. (Monterrey, 1986). Es docente en la Facultad de Filosofía y Letras y coordinador de publicaciones periódicas de la Editorial Universitaria de la UANL así como codirector, con Alejandro Vázquez Ortiz, de la editorial independiente An.alfa.beta. Es autor del libro de poesía El verde y la ruina (An.alfa.beta, 2015). Ha publicado en las revistas Interfolia, Armas y letras, Levadura y La Resolana. Antologó los libros Frutos de sal, de Hugo Padilla, Dos viajeros mexicanos en Monterrey del siglo XIX, de Manuel Payno e Ignacio Martínez y, con Alejandro Vázquez Ortiz, Después del desierto. Antología del nuevo cuento regiomontano. También colaboró en la investigación del Índice bibliográfico de literatura editada en Nuevo León 1900-2010, y de la iconografía del tomo I de la Biblioteca de las Artes, publicado por Conarte en 2014.