Sueño con peces muertos que vuelan sobre la alameda Mariano Escobedo

Jesús de la Garza

 

—¿A dónde tan guapa?

—¿Qué me miras?

—¿A cuánto la caricia?

 

una prostituta coja      sentada en la banca de argollas doradas     volutas de carne

dedos ensortijados     cabello de     peluca de     alma de     peces muertos

          arenques muertos     noche de arenques     arenques de prostituta

 

—¿Quién maneja mi barca?

 

una prostituta     sentada en la banca de     volutas de     arenques de

carne muerta

 

—¡A cien! ¡A cien! ¡A cien! ¡A cien la docena de calcetas blancas! ¡A cien la docena de calcetas blancas!  ¡EL PATRÓN SE VOLVIÓ LOCO! ¡EL PATRÓN SE VOLVIÓ LOCO!

 

el cine monterrey     el cadáver de un pez que nada     son sus espinas     un letrero

          son sus espinas un letrero     el cadáver de un pez     un arenque     y los migrantes

                                                    marineros     marineros     marineros

 

marinero que se fue a la mar y mar y mar

para ver que podía ver y ver y ver

y lo único que pudo ver y ver y ver

 

—¿Qué haces aquí tan sola?

—¿Me vendes un cigarro?

 

la media     y los peces muertos     vuelan sobre mi cabeza      los arenques     ¿a dónde

van los arenques?      las olas     el vapor de ola     las olas y su vapor      ¿a dónde

van tan guapas las olas?

 

el panadero con el pan             ¡PLU PLU!

el panadero con el pan

 

—Nombre, chiquito, aquí te cuadras.

—¡Suéltame! ¡Policía!

 

—¡Aleeeerta! ¡Aleeeerta! ¡Alerta, alerta, alerta que camina!, ¡es la lucha estudiantil por América Latina!

 

banderas rojas de peces muertos     banderas  rojas en un tendajo     banderas rojas en

la plaza      banderas rojas en el ojo de una prostituta coja     banderas rojas en mi

mano     banderas rojas en la tuya     que sujeta la mía     que sujeta mi bandera roja     y

mi mano     en la tuya     una bandera roja

 

—Pst. Pst. Vente p’aca, vente.

 

un hombre duerme bajo un encino seco     el encino es mi padre en madera     el encino

de los doce pasos de AA     y los arenques muertos     en el cielo negro     y la

bandera roja     en mi mano     y mi padre     en un encino que grita

 

—¡AAA! Abre la boca.

—¿Por qué hay tantos dentistas aquí, doctor?

—Es la vocación del suelo.

 

es la vocación del cielo     del cielo lleno de arenques     de peces muertos     de espinas

                          de cráneos     de negras y tristes bellezas     que se confunden     con una

ola     que lleva a otro lado     y que seca los encinos     y los derrumba     en lo que

antes era     una botella de tequila     estrellada

en el negro

adoquín

 


Jesús de la Garza.

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