lunes, abril 29, 2024
    Migrar desde el cuerpo: “migraciones íntimas”

    Erika Cruz

     

    Migrar desde el cuerpo es desplazar la esencia de nuestro ser: los recuerdos y afectos. Migrar es un acto de libertad física y emocional, que se ha convertido en el objeto de un deseo íntimo de búsquedas, encuentros, anhelos, comienzos. Lo que en otros tiempos era una práctica habitual, hoy es un sueño, y de él emergen historias que traspasan lo geográfico.

    Silvia Peláez, dramaturga mexicana, aborda los matices de la migración desde distintos ángulos y estilos en Caracolas sin mar. Trilogía sobre migraciones publicada en 2020 por la Universidad Autónoma de Nuevo León y cuya escritura comprendió un periodo de tiempo que muestra la atemporalidad de las historias de migración con “Frigüey. Sueño de migración”, escrita en 2008; y “Caracolas sin mar” y “A la vista”, en 2014.

     “Caracolas sin Mar” nos narra el reencuentro personal a partir de la búsqueda de identidad paterna. La obra transcurre entre la tierra y el mar para oscilar entre la certidumbre y la incertidumbre. En cuatro espacios escénicos, los planos ficcionales se imbrican en tiempo y espacio, donde el pasado y el presente se conjugan para una mirada interior de la protagonista mexicana: el de Alejandra, estudiante de 25 años, y el de Alejandra, escritora de 55 años. En el trayecto, surgen circunstancias ante la presencia de un viajero anónimo y de un polizón.

    Alejandra de 55, se enfrenta a un desafío en su vida y, desde una plataforma de clavados, comienza a rememorar a su yo de 25 años quien, en una terminal de autobuses en México, emprende el trayecto de búsqueda de la identidad de su abuelo como si fuera una extensión de la figura de su padre, fallecido tiempo atrás. De este punto, comienza un periplo de retrospección para Alejandra de 55 y de desplazamiento y reflexión para Alejandra de 25 que, acompañada por el viajero anónimo durante el viaje en navío, llega hasta Los Callejos en las montañas de Asturias, España, pueblo de donde partió su abuelo y en el que nació y emigró su padre. 

    En este viaje de reencuentro con el pasado y el presente, la trama fluye como fluye la existencia humana; y Alejandra lo hace en su mundo interno y el externo: el mar la invita, la proyecta, la protege, la desplaza en cuerpo y mente y, a su vez, la pone en duda:

     

    ALEJANDRA 25: ¡Tranquila, tranquila! Me repito.

    Y vuelvo a meter la cara al agua.

    Entonces puedo ver aquellos peces de colores,

    tan brillantes que parecen…

     

    ALEJANDRA 55: … parecían proyectados en una pantalla de plasma.

    Aquellos peces eran maravillosos.

    Y me enojaba conmigo misma por no ser capaz de abandonar la orilla.

    Y ver más peces, morenas, erizos, estrellas cerca de la pared de coral.

    Allá estaba el Viajero… ¿Lo veo o es una ilusión? (Peláez, 2020: 33).

     

    “¡A la vista!”, desde la perspectiva del migrante, muestra la desazón de verse inmerso en la burocracia segregacionista. Al estilo del Teatro del absurdo, el ritmo avanza en intensidad; el humor y la ironía en los diálogos sin sentido aparente y las realidades de cada personaje convergen, finalmente, en una unidad existencial.

    En una oficina de migración asturiana como escenario, seis personajes de distintas nacionalidades hispanas se enfrentan a la arbitrariedad de dos oficiales. Uno de los oficiales decide divertirse aplicando un casting confesional a los migrantes para otorgar la entrada al Principado de Asturias, y así, comenzamos a descubrir la singular personalidad y la unión entre la nacionalidad y el propósito de la migración de cada uno de los personajes: Marta, estenógrafa costarricense; Carmen, joven argentina; Samuel, periodista mexicano; Tomás, filósofo colombiano; Juan, exiliado español; y Simona, anciana asturiana.

    Siendo los personajes retenidos en la oficina, dentro de una sola escena se desarrolla la trama en la que confluyen todas las voces sucesivamente. Entre este caos conversacional, se develan costumbres, manías, ideologías, anécdotas personales y laborales; surgen historias con miedos, sueños, afectos y secretos que humanizan al migrante mostrándolo como un individuo heterogéneo distinguiéndolo de la colectividad de su condición impuesta por las autoridades. Siguiendo la línea irónica del relato: 

     

    SIMONA: De querer sí, pero con mostrar el pasaporte y listo. No quiero contar una historia. No tengo.

     

    OFICIAL 1: En estos días ya no es suficiente. Tantos falsos pasaportes. No hay como ver a la gente a los ojos, escuchar el tono de voz y sus variaciones, el grado de sudoración pero sobre todo, y se lo digo así, sobre todo, quiénes son realmente. ¿O no, colega? (Peláez, 2020: 85).

     

    El libro finaliza con “Frigüey. Sueño de migración” que relata el deseo de lograr el “sueño americano”, deseo que se transforma en un viaje onírico compartido entre sus dos protagonistas. La obra acontece en dos dimensiones, la realidad y el sueño, que se difuminan para los personajes a lo largo de la trama hasta crear situaciones surreales en los diversos escenarios en los que evoluciona la obra: una casa humilde en la carretera de Ojinaga, Chihuahua, una camioneta vieja, una plaza comercial con un cine y un restaurante, y una estación de radio; además, un desierto imaginario.

    José y Francisco son dos jóvenes amigos mexicanos que esperan por el “míster” que prometió contratarlos en El Paso, Texas. En su espera, el sueño los alcanza y sueñan/viven una serie de acontecimientos con una mujer travesti, Jennifer López, un joven mesero y un policía. La obra se sirve del choque cultural lingüístico, gastronómico y de estilo de vida con comicidad para apuntar a la resistencia del migrante ante los riesgos y discriminación que corre en la búsqueda del “sueño americano”:

     

    FRANCISCO: A ti te tocó un míster buena onda. Yo ya no aguanto la espalda de recoger tanto tomeito.

    JOSÉ: Jitomate, güey. A mí no me’chin’glés.

    […]

    Ríen. Su risa surge también como de un mal sueño. (Peláez, 2020: 126).

    Silvia Peláez nos ofrece en su obra Caracolas sin mar. Trilogía sobre migraciones una representación diversa de la multiplicidad de experiencias en la vida de los migrantes, así como todo aquello que subyace en el deseo de migrar: una migración donde el encuentro entre el entorno y la intimidad del ser humano resignifica el cuerpo y la vida de quien se desplaza.

     

    Título:Caracolas sin mar. Trilogía sobre migraciones

    Autor: Silvia Peláez

    Editorial: Universidad Autónoma de Nuevo León

    Año: 2020

     

     

     

     


     

    Erika Cruz. (Monterrey). Estudiante de la Licenciatura en Letras Hispánicas de la Universidad Autónoma de Nuevo León.

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