Este mes, invitamos a escritoras y escritores y también a personas becarias del Centro de Creación Literaria Universitaria a crear en torno al verbo asustar. ¿Cómo cambian las percepciones del miedo a lo largo de la vida?, ¿de qué manera se manifiestan los temores?
Lupita Zavaleta Vega relata en Extrañas una inquietante excursión a la casa que inspiró la pintura American Gothic. “Sentí miradas sobre nosotras todo el tiempo mientras comía mi hamburguesa. No seas paranoica, me regañó Miriam”.
Chanclas es un texto de Iveth Luna Flores, donde reflexiona sobre la autopercepción, el miedo a olvidar y la escritura como medio de expresión de la propia identidad. “Recuerdo a mi abuelo paterno, su silencio de hierro. Parece una ley: cada vez que alguien de mi familia nuclear muere, se integra a mis sueños”.
Para Estefanía Arista las libretas suenan a refugio en su poema Frijolito nacido en algodón. “Aún me asusta vivir lejos de casa, / no saber con cuántas tazas de arroz / come una sola persona”.
Escaleras al suelo es cuento de Zulema de la Rúa Fernández, que va de fiestas, encuentros y naturalezas sobrenaturales. “La medianoche nos ve caminar sobre la línea amarilla de la carretera”.
Alan Valdez aprovecha Eso que queda, que es nada. para tratar al tiempo, su fugacidad, la naturaleza y la tecnología. “Y la vuelvo a revisar porque la primera vez que saqué el teléfono no registré número alguno. Qué frágil es la hora”.
Niñas que juegan y visitan cementerios son las protagonistas de las Dos minificciones de Renata Allen. “Son hermanas y primas, son todas nietas del abuelo y todas usan uniformes escolares”.
El miedo es parte cotidiana de la vida y sus manifestaciones pueden caer en la ironía. Esta es la premisa de Todos estos lobos caben dentro de mi habitación, autoría de Donnovan Yerena. “Sus ojos eran dos esferas blancas interrumpidas por dos canicas negras de olvido, su objetivo: tres casas habitación tan vulnerables como yo”.
Ofrendas a la noche es un texto de Víctor Olguín Loza, que aborda los posibles efectos de ciertos traumas y miedos. “La excitación le llenó los sentidos, la ansiedad lo sacudía, más la demora natural y el largo trayecto sólo le permitieron llegar a apagar ventanas y maderos humeantes”.
Carmen Carillo indaga en el miedo que surge por la inseguridad cotidiana: «cada que camino por la calle en espacios públicos con poca gente, siempre volteo para atrás para ver si alguien viene y, de ser así, me detengo en lugares clave para dejar que pase y yo ir detrás suyo».
En esta ocasión, Gabriela Riveros Elizondo nos acompaña con su reseña No podrás dormir, una antología de terror de literatura infantil y juvenil. «De ahí el título de la antología. Este cuento es una introducción al miedo dada por una abuela y hace de marco a todo el libro”.
Dentro de Fragmento de Dinero para cruzar el pueblo, Rodrigo Ramírez del Ángel presenta una relación disfuncional entre madre e hijo, plantea la complejidad de las relaciones familiares.
¡Nos leemos pronto!
El equipo editorial.