Diferentes acercamientos a la materia literaria actual

Iveth Luna

El número 103-104 de la revista Armas y Letras sobresale gracias al material poético que recopila, y el análisis crítico de las nuevas narrativas en torno a la violencia.

Abre con una serie de poemas en lengua zoque y su traducción al español, escritos por la poeta Mikeas Sánchez. Aquí se muestra la historia de una comunidad moyaka que intenta ser colonizada por los amos de la barbarie: “¿Una cuenta millonaria/ será suficiente para devolverle/ la alegría a nuestros muertos?/ ¿Con cuánto dinero alcanzará/ para limpiar el alma de la tristeza?”.

En “De mareas, guerras y bordados”, Magali Velasco Vargas reseña la presentación de Otoño Nórdico en la Facultad de Letras Españolas de la Universidad Veracruzana, una propuesta de expansión cultural a cargo de la traductora Petronella Zetterlund que consistió, entre otras cosas, en una lectura presencial del poeta Leif Holmstrand, en el 2018, y otra de las poetas Iman Mohammed, Martina Moliis-Melberg y Burcu Sahin, un año después. La obra de las tres poetas suecas fue traducida por Zetterlund y editada bajo el sello de Filodecaballos, del poeta León Plascencia Ñol. En el poema “No more champagne. Un poema para el año nuevo”, de la poeta Jenny Tunedal, en traducción de la misma Zetterlund, hay versos tan certeros como este: “Los hombres no deben usar internet No todos los hombres”, y una crítica política que no deja de lado la esperanza del inicio de una nueva época. En el poema “Quién caza”, de Martina Molis-Mellberg, traducido por Zetterlund, hay alguien o algo que va tras de sí mismo, la longitud y el corte de los versos asemejan dudas y preguntas que aparecen en el pensamiento.

En el área del ensayo y la crítica, Berenice Valencia analiza el libro Cartucho, de Nellie Campobello, a partir de tres tópicos: “la narración fragmentaria, las descripciones corporales y el punto de vista de la narradora”, y Zyanya Dóniz Ibáñez contrasta la obra de Campobello con el libro de poesía Antígona González, de Sara Uribe, a través de tres elementos: “la narradora-testigo de hechos violentos, la forma en que estos se narran y el lugar de enunciación desde el que se narra y escribe la violencia”. Tanto Valencia como Dóniz coinciden en que Cartucho es una apuesta que irrumpe en el panorama de la literatura mexicana por el manejo del punto de vista de la niña que narra escenas cruentas de la Revolución. Coincido en que la obra de Sara Uribe y de Nellie Campobello son “una especie de contramemoria de la guerra”, como afirma Zyanya Dóniz Ibáñez.

En la sección Anatomía de la crítica, Irasema Corpus analiza los arquetipos tradicionales que se le han asignado a las mujeres en su ensayo “El beso de la quemada: subversión y venganza en Las cosas que perdimos en el fuego, de Mariana Enríquez”. A partir de teorías psicoanalíticas y feministas sustraídas de Sigmund Freud, Simone De Beauvoir y Marcela Lagarde, Corpus ensaya sobre el terror, el tabú y el “deber ser” en las protagonistas de la obra Mariana Enríquez y lo hace de una manera incisiva para demostrar los recursos literarios que retoma la escritora argentina de la tradición de la literatura de terror para hacer construir personajes que confronten la realidad marginal en la que vivimos muchas mujeres en la sociedad. Finalmente, Lucinda Garza analiza en su ensayo De Misisipi a Veracruz: La influencia del gótico sureño en Temporada de huracanes, de Fernanda Melchor, las similitudes entre la obra y las estrategias literarias de William Faulkner y la escritora veracruzana, estas son: “el uso del recurso narrativo del flujo de conciencia, la exploración de la decadencia a través de personajes marginales, y el empleo de lo grotesco para criticar realidades sociales”.

Una de las secciones que más me emocionó de la revista es Andar a la redonda, aquí encontré un ensayo de Juana Adcock titulado “La traductora y su capa mágica de la invisibilidad” en el que habla sobre cómo el papel de la traductora ha sido invisibilizado y paradójicamente su tarea es esa: ser invisible para dejar hablar a la obra misma. Sin embargo, Adcock también relata su labor como traductora: “Al traducir tengo que hacer uso de la totalidad de mi conocimiento: todas mis lecturas, recuerdos, traumas, intrigas, obsesiones, privilegios y formas en que he sido oprimida”. Cuestiona el tipo de lenguas que se prioriza al traducir a otro idioma y pone sobre la mesa cómo la traducción es una forma de creación en sí misma: no recordamos el lenguaje original de una obra, sino las palabras de quienes se encargaron de traducir aquello que leímos.

En “La dialéctica amorosa en la obra de Amatoria y el lugar del dolor en la conformación de la identidad en la obra de Yolanda Leal”, Virginia Kastel habla sobre su experiencia editando los libros de artista de las mencionadas. Amatoria apuesta por mostrar “la dialéctica del viaje y la amorosa”, mientras que Leal recopila experiencias de un grupo de personas a partir de la pregunta: “¿Cuál ha sido tu peor dolor?”. En “Temas que inquietan y la lectura”, Paula Bombara, ensaya sobre los libros que nos atrapan, el por qué lo hacen y las implicaciones de la lectura y sus motivaciones.

La sección De artes y espejismos la inaugura Maricela Guerrero con sus “Apuntes de bosque”, un ensayo poético donde aborda las diferentes concepciones del bosque a partir de sus propias definiciones, la obra del diseñador Bruno Munari, los documentales sobre arquitectura del paisaje, el libro Dios de las pequeñas cosas, de Arundhati Roy, la diferencia entre bosque y jardín, la historia de un pescador, una pieza de caligrafía de Johanna Calle, la obra de teatro Estado Vegetal, a cargo de la autora Manuela Infante y la actriz Marcela Salinas, y los baños de bosque. Guerrero dice: “Me gustaría que fuera posible que una inmersión en el bosque nos permitiera cuestionar las formas en que producimos y reproducimos para dejar de llorar”. En “Desde la esquina superior izquierda de Latinoamérica. Minerva Reynosa dice sobre la obra de Chantal Peñalosa: “Me anima que produzca desde una ciudad pequeña, percibiendo un constante vaivén entre el adentro y el afuera, el ir y venir, el desplazarse del terruño a las urbes, de la casa al mundo y viceversa”. Reynosa rememora sus días como habitante de lo que se niega a llamar “desierto cultural”, es decir, de Monterrey, y encuentra eco en alguna de las piezas artísticas de Peñalosa como Unfinished Business Garage, donde “se materializa la oralidad de esas historias de la frontera, cómo es el norte, cómo viven, qué se come, qué se respira”.

Miscelánea es una de las últimas secciones de la revista y el texto que nos presenta es “Una heroína anónima de nuestro tiempo”, de Elma Correa. Quienes conozcan y gusten de la obra de Correa, volverán a sorprenderse por el acercamiento tragicómico que hace de la escena literaria. Esta vez el objeto de estudio es la egresada de Letras, la protagonista de este relato-ensayo donde vemos la historia de una estudiante que navega entre las dificultades de la licenciatura para buscar cómo solventar sus necesidades básicas en medio de una cada vez más precaria oferta de trabajo. Correa lo resume así: “Naces, creces, si eres afortunada ingresas a la universidad, te obligan a ser productiva, agonizas de insatisfacción a lo largo de tus mejores años, te marchitas, tus ruegos son escuchados y mueres”. A través de una divertida y deprimente línea del tiempo, vemos a la egresada de Letras sortear los diferentes embates de la carrera para finalmente intentar impartir talleres de literatura a un grupo de personas de diferente índole.

En la sección Toboso, Alberto Chimal pone sobre la mesa en su texto “Harry Potter y el teatro virtual”, la cultura de la cancelación respecto al caso de la autora de la saga, J. K. Rowling. Chimal se preocupa por el impacto negativo que recayó en la obra de la autora y cree que la indignación y el enojo son actos performativos que se manifiestan en el teatro de la web. En “Las aventuras del gato”, Eduardo Antonio Parra reseña el libro Un gato en el Caribe, de Roberto Barini y sentencia que es “uno de esos extraños productos literarios que vienen a llenar un hueco en nuestras lecturas”. Finalmente, en “Anais Nin y la continuidad del amor en/por la escritura”, Jessica Nieto reseña los diarios de Nin y especula sobre las intenciones de la ficción en la escritura de la misma autora, pasando de las dudas a la ternura encontrada en sus entradas.

Son diferentes las voces y los acercamientos a la materia literaria de cada una de las obras que en este número se abordan. Armas y Letras vuelve a darnos una muestra de la creación artística y las cuestiones actuales de la literatura nacional e internacional.

Título: Armas y Letras. Revista de Literatura, Arte y Cultura de la Universidad Autónoma de Nuevo León, núm. 103-104

Autores: Varios

Edita: UANL

Año: 2020

 


Iveth Luna Flores. (Monterrey, 1988). Su libro Comunidad terapéutica (FETA, 2017) obtuvo el Premio Nacional de Poesía Francisco Cervantes Vidal 2016. Fue becaria del Centro de Escritores de Nuevo León (2016) y del programa Jóvenes Creadores FONCA (2019 -2020).