miércoles, octubre 9, 2024
    La gran poietisa Susana Thénon

    yolanda segura

     

    Susana Thénon (Buenos Aires, Argentina, 1935-1991) es de la misma generación de Alejandra Pizarnik, pero es mucho menos conocida. Tengo algunas hipótesis al respecto:

    1. Fue opacada por el suicidio de su contemporánea.
    2. No le gustaba el campo literario y, entonces, nadie la volteaba a ver demasiado porque ella se mantenía al margen (y aquí la pregunta es si se mantenía al margen o la mantenían al margen, pero no hay mucha manera de saberlo).
    3. Fue de las primeras escritoras en no enclosetarse y eso le costó caro.

    Las escritoras lesbianas siempre han sido problemáticas: nadie sabe qué decir, qué hacer con ellas, dónde ponerlas. A Pizarnik, por ejemplo, le disfrazaron el deseo homosexual en los diarios, cambiando de género a las personas sobre quienes escribía ahí. Si pensamos, además, que Thénon vivió la dictadura argentina (el Proceso de Reorganización Nacional) y que, en ese periodo, se fue muchos años a viajar por Europa con su novia, la bailarina Iris Scaccheri, para tomarle fotos y dejó de publicar en ese entonces; tenemos varias respuestas a por qué durante muchos años su obra fue inconseguible. Más de quince años después de su muerte fue posible conseguir la poesía reunida, junto con algunos ensayos y una colección de fotografías. Durante las manifestaciones de la marea verde, se leyó colectivamente uno de sus poemas y ahí resurgió. Su figura, leída a la luz de los feminismos del presente, ha tenido una resonancia inusitada (la poesía, ya sabemos, casi nunca llega a la circulación masiva). Este año se publicó un tercer volumen con inéditos en la editorial Corregidor (que todavía no logro conseguir).

    Cuando estaba haciendo mi tesis de doctorado viajé a Buenos Aires para consultar el archivo de Susana Thénon, que estaba disponible sólo con cita y al que no se le podía tomar fotos. Ahora, una parte se encuentra en línea y pueden verse muchos manuscritos con sus respectivos tachones y manchas de café. Ahí me encontré un relato inconcluso e inédito titulado «La transgresión (o la guerra de las criaturas)», en donde aparece lo que Thénon llama ahí mismo un “plurílogo” en el que un grupo de mujeres, que viven en el Reino de la transgresión, se prepara para enfrentar el ataque de la República de los viriles. Entre la narrativa distópica y el texto irónico, lo que en este documento se encuentra es una posibilidad de enunciar claramente el posicionamiento feminista –y prácticamente separatista– de la autora. Si bien en sus poemas se hacen evidentes los posicionamientos políticos de Thénon, es en esta prosa cínica y directa en la que pueden hallarse explícitamente nombrados ciertos conceptos que, en otros espacios, no siempre aparecen de manera textual (feminismo, hegemonía, transgresión, por citar algunas de esas palabras). Lo que se encuentra en el documento es, básicamente, la descripción de la República y la presentación de algunos de los personajes femeninos.

    En esa historia, son los años 2001-2002. Lencia Faube es la comandanta del grupo organizado de mujeres que ha decidido separarse de la dicha República de los viriles. En tal sitio vive Calibán Viril, “para nombrar a nuestro gran investigador y enemigo de Allá, es un buen ejemplo de estudioso honesto y penetrante, lástima grande que sea tan estúpido [texto tachado] puesto que no investiga, no transgresión sino hegemonía del patriarcado”. Calibán se constituirá como uno de los enemigos principales. Puede pensarse que el nombre elegido funcione como un eco a la figura de Calibán, expuesta por José Enrique Rodó en Ariel (1900), símbolo, en sus palabras, “de sensualidad y torpeza”. En él resuena también el Calibán de La Tempestad, de William Shakespeare, quien se rebela contra Próspero y representa la imagen del salvaje indomable.

    Para las mujeres que aparecen en el relato de Thénon, dejar de funcionar con los códigos de un universo heterosexual les implica, no solo liberarse de los mandatos sexogenéricos, sino la posibilidad de generar un nuevo orden anticapitalista en tanto rehúyen a ese disciplinamiento que las subyuga a la fuerza masculina. En la República “[e]l matrimonio es obligatorio excepto por várices o impotencia». Las mujeres, además, “son perseguidas y matadas en todos los recaudos legales que autoriza el derecho consuetudinario”. Construir un mundo independiente a la República es, para sus habitantes, la posibilidad de salida de ese régimen normalizante. El conflicto de la historia queda apenas señalado: “Se descuenta como inminente la invasión del Ejército Viril a esa región, calificada de Terreno prohibido para todo ciudadano viril que se respete”. Las mujeres entonces pretenden resistir el embate y anuncian una misión: “Nuestro ideal de materializar la Transgresión sobre la tierra”.
    Es la idea de “materializar la transgresión” la que me parece fundamental para insertar esta narrativa junto con las otras escrituras publicadas por Thénon, en tanto las personajes de este texto encarnan la política de la que vamos a hablar. La búsqueda de ellas es un reino alterno en el cual las reglas de los sistemas hegemónicos y patriarcales no son funcionales y se reconocen en toda su extensión violenta y disciplinante. En ese sentido, aunque el manuscrito no se encuentra fechado ni hay pistas que puedan indicar su ubicación temporal, me parece importante entenderlo como parte de un conjunto en el cual la crítica a los discursos establecidos –que aparecen aquí en forma de discursos legales, revistas para mujeres o investigaciones académicas– se hace manifiesta y se convierte en un rechazo explícito y agresivo que hermana a las mujeres y las obliga, en el texto, a buscar espacios alternativos y marginales a ese universo masculino.

    No olvidemos que las posibilidades enunciativas de las mujeres hacia los ochenta, si bien mucho mayores que en décadas anteriores, seguían siendo limitadas por el contexto de producción y de recepción: todavía hoy hacerse sitio en el mundo enunciándose como mujer-escritora sigue siendo problemático. Si se piensa además en el lesbianismo de Thénon, esa categoría nos hace voltear a ver un lugar todavía más reducido que, como señaló Monique Wittig apenas cinco años después de la publicación de Ova completa, es el de la cancelación —la suspensión, al menos— de la noción de la mujer como mito, es decir, como una serie de nociones trascendentalizantes que intentan ligar a razones biológicas un sistema de opresión. Así, si se pone en juego la dinámica heterosexual, también se rechaza una cierta esencia femenina y los valores que tendrían que estar encarnados en el cuerpo de una mujer (ternura, belleza, recato, y un amplio etcétera); ello implica, asimismo, una desestabilización de la normativa económica de los cuerpos leídos socialmente como mujeres.

    “Inventar la vida nuevamente”, como ha dicho Thénon en un poema, obliga a realizar un cuestionamiento acerca de las instituciones fundantes que se originan en la noción de familia que es, en última instancia, la forma y culminación de la heterosexualidad como idea normalizada y normalizante. Eso sucede también aquí:

    Si durmieras en Ramos Mejía
    amada mía
    qué despelote sería

    cómo fuera yo a tus plantas
    cómo esperara tranvías
    cómo por llegar de noche
    abordara a mediodía

    qué despelote sería

    con tu abuela enajenada
    con tu hermana y sus manías
    con tus primos capitanes
    haciéndonos compañía

    qué despelote sería

    con tu madre en la ventana
    con tu madre noche y día
    con tu madre que nos tiende
    su cama negra de hormigas

    qué despelote sería

    sin tus huesos en mis huecos
    sin tus sombras en las mías
    sin dedos con que golpear
    el tambor de la agonía

    si durmieras en Ramos Mejía
    amada mía
    que despelote sería

    que despelote sería

    amada

    amada mía

    Thénon emplea el ritmo de la canción popular y con él compone un poema lúdico para su amante: si ella durmiera en Ramos Mejía (una ciudad en la provincia de Buenos Aires) junto con su familia, “qué despelote sería”. La repetición de este verso funciona como estribillo en el que la palabra “despelote” aparece para generar extrañamiento y burla a los discursos tradicionales del amor (heterosexual); a la forma “amada mía” se le superpone una palabra de uso más bien coloquial. En este caso, es evidente que se trata de dos mujeres enfrentadas al sistema familiar de una de ellas, emplea así una estructura convencional y reconocible para llenarla con una manera de relación amorosa prácticamente ausente en otros discursos. La orientación sexual es entonces una forma de instalar la fisura en ese formato ya hecho.

    No me quiero detener ni en fechas ni en libros (Ova completa, de 1987, es el que se considera su libro más importante), pero sí en estrategias, preocupaciones y procedimientos. La voz de Thénon es ironiquísima, de humor mordaz y de preguntas que a veces se quedan sin responder o frases dejadas intencionalmente a la mitad. Una especie de poética de pedacitos, como de astillas o esquirlas: algo que rompe para entregarnos los fragmentos de sentido. Deshace la sintaxis, se inventa etimologías, se ríe de la alta cultura (aunque es evidente que la conoce a la perfección pues estudió letras clásicas y era traductora). Nada de lo que pueda escribir en este espacio le hace justicia porque, además de tener una postura política evidente y contestataria, su lucha era en el lenguaje y en la reformulación de lo que entendemos por poesía. Incluso hoy, sus versos son raros, insólitos, incómodos. Tiene, por ejemplo, esta joya:

    La antología

    ¿tú eres
    la gran poietisa
    Susana Etcétera?
    mucho gusto
    me llamo Petrona Smith-Jones
    soy profesora adjunta
    de la Universidad de Poughkeepsie
    que queda un poquipsi al sur de Vancouver
    y estoy en la Argentina becada
    por la Putifar Comissión
    para hacer una antología
    de escritoras en vías de desarrollo
    desarrolladas y también menopáusicas
    aunque es cosa sabida que sea como fuere
    todas las que escribieron y escribirán en Argentina
    ya pertenecen a la generación del 60
    incluso las que están en guardería
    e inclusísimamente las que están en geriátrico
    pero lo que importa profundamente
    de tu poesía y alrededores
    es esa profesión –aaah ¿cómo se dice?—
    profusión de íconos e índices
    ¿tú qué opinas del ícono?
    ¿lo usan todas las mujeres
    o es también cosa del machismo?
    porque tú sabes que en realidad
    lo que a mí me interesa
    es no sólo que escriban
    sino que sean feministas
    y si es posible alcohólicas
    y si es posible anoréxicas
    y si es posible violadas
    y si es posible lesbianas
    y si es posible muy muy desdichadas

    es una antología democrática
    pero por favor no me traigas

    ni sanas ni independientes.

    Es curioso que dentro de la tradición latinoamericana se supone que la primera mujer en publicar poemas abiertamente lésbicos es de Diana Bellessi con la publicación de Eroica en 1988, pero antes Thénon ya había escrito y difundido otros. No se trata tanto de pensar en quién fue la primera, creo que la pregunta más importante es: ¿por qué no tenemos historia? El borramiento sistemático encontró en Thénon una de sus víctimas. Si no la vemos, no existe. Si no la leemos, nadie va a hacerla aparecer. Una amiga me regaló una edición pirata de Distancias (1984), cuyo colofón dice:

    «DISTANCIAS de Susana Thénon se empezó a tipear y reimprimir en el mes de octubre del año dos mil dieciocho en un lugar y un horario que no vienen al caso. Lo que sí viene al caso es que son muchas las razones por las cuales Thénon aún no es lo suficientemente leída. Una de las razones es que conseguir sus libros reviste una proeza. Y digámoslo de una vez: para las tortas de la generación de Thénon no fue suficiente con explicitarlo: todos los dispositivos que definen lo que se supone que es la literatura (ay, todavía hoy, cuánto macho y todo junto!) enclosetan el tortaje. Esta plaqueta subraya y celebra la tortez de Thénon y pone a disposición de quien quiera este librazo juguetón y oscuro, que te hace corear versos y te deja secx, al precio más bajo del que los costos feroces de este país nos permitan.»

    Y esto es uno de los grandes problemas de nuestros modos de leer, que ya tendrían que estar cambiando. Importa quién enuncia y desde donde. Importa decir la palabra lesbiana y que deje de asustarnos. Importa, también, celebrar la vida de las que nos precedieron y que la tuvieron muy difícil. Cierro esta introducción a Susana Thénon con uno de los poemas que más me gusta y que mucho nos dice de cómo se sentía:

    «Si te odiara,
    el mundo no se inmutaría:
    nunca el mundo se ensaña
    con los que odian.
    En cambio te amo
    y todo es catástrofe alrededor:
    las voces, las manos, los rostros,
    todos quieren apedrearnos.»

     


     

    yolanda segura (Querétaro,1989) ha publicado cinco libros de poesía, entre ellos:  per/so/na (Almadía, 2019) y serie de circunstancias posibles en torno a una mujer mexicana de clase trabajadora (Almadía, 2021). Es Doctora en Letras por la Universidad Nacional Autónoma de México y estudió guion cinematográfico en el Centro de Capacitación Cinematográfica. Ha ganado dos premios nacionales de poesía. Colabora en medios y su trabajo ha aparecido en diversas antologías como Tsunami (Sexto Piso, 2018). Trabaja con guiones y desarrollo de series.

     

     

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