miércoles, mayo 1, 2024
    heavy menstrual bleeding

     

    Minerva Reynosa

     

     

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    Tengo el síndrome de la menstruación abundante. Lo descubrí por un artículo, después que mi ginecólogo leyera los resultados de mi biometría hemática semestral. Con esto, regreso a la ingesta del Autrin 600. De eso se trata, ¿no? Volver al lugar donde tampoco hemos sido felices. La actividad uterina de muchas de nosotras es un problema sanitario, que también se enumera en prácticas de supervivencia cotidiana como cancelar las actividades del día, manchar la ropa que usamos, manchar a las personas con las que dormimos, gastar cantidades industriales en protectores; en mi caso, además de hervir la copa menstrual, toallas sanitarias nocturnas y algunas veces pañales pull-ups para adultos. Mi útero, entre cuatro y siete días, vacía sangre de aproximadamente tres descargas de 30 ml. Por lo tanto, me despojo alrededor de 90 ml a 120 ml diarios. Calculen. Por eso la anemia. Por eso los suplementos. Por eso el estreñimiento. Por eso pienso en quitarme el útero. 

     

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    Este año, mientras escribía los poemas que escribí, estuve acompañada por la Canción mixteca. Todos tenemos una banda sonora que reverbera en algunos momentos vitales. Y no era para menos, el 2023 se inauguró con la extensiva guerra en Ucrania, la muerte de los migrantes calcinados en Cd. Juárez y ahora, el genocidio del conflicto israelí-palestino. Al escuchar/ver las noticias, la flama de mi nostalgia regresiva sigue invadiendo mis pensamientos. Cómo no. ¿Qué queda cuando ya no queda nada?, ¿qué queda cuando nos han despojado de lo que teníamos?, ¿todas las ausencias son sentidas? Luego el ginecólogo sugirió canalizarme con el psicólogo para tratar mi pérdida. 

     

     

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    También este año volví dos veces a Monterreina. Después de la pandemia, estos viajes han sido tristes y tristemente esporádicos. Tristes y tristemente. Sí, regresar al terruño me llena de saudades. Pronto se cumplirán 20 años que me fui. Aunque he vuelto por temporadas, se imantó en mí el bicho del desplazamiento. Nunca estoy segura si estaré donde estoy o si nunca volveré. ¿Qué queda de nosotros cuando ya no estamos? Es relativo. Mientras, pienso en amistades que añoro: la muerte de Paty Laurent y Annita Kullick; la distancia que me separa físicamente de Gaby Torres y Óscar David; no poder ver con regularidad a mi familia. Así, la acción de retornar en cuerpo y recuerdo, como la devolución de algo a alguien que lo tuvo antes. Pienso entonces en el Retorno maléfico de Velarde y el estrés que desarrolló mi mamá en los tiempos de la guerra, en el 2011: mejor será no regresar al pueblo. También en los versos de José María Eguren: La ciudad encantada con amarillo sol. Por mi tarde que viene, la canción del regreso. Cómo no extrañar el sol de Monterreina y sus montañas.

     

    Cerro de la Silla desde la terraza del Holliday Inn Express Cintermex

     

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    Antes de tener el Síndome de la Menstruación Abundante (heavy menstrual bleeding) me nació una niña hace diez años. Recuerdo, porque de eso se trata, que estando muy embarazada tenía que viajar sola a Bogotá. En ese entonces era parte de un grupo de mom´s to be en facebook. Les conté sobre mi viaje y pedí algunas sugerencias durante el vuelo. Una de ellas me contestó: no vayas, mejor vive el viaje del embarazo. Por supuesto, fui. Por fortuna, no pasó nada. Pero antes, mi pregnancy journey había comenzado en la imaginación de mi compañero, cuando éramos novios. Él, algunas veces me preguntaba curioso, qué le iba a regalar de cumpleaños. Respondía bromeando, con una frase que es chiste local: te voy a regalar una prueba de embarazo positiva. Y se lo cumplí. Vivíamos en Providence, Rhode Island; y nos fuimos a Nueva York para festejar su cumpleaños 32. Ahí, en medio de toda la emoción y el ajetreo, me notó ansiosa. Yo, que era un reloj, no había tenido mi periodo. Fuimos al Walgreens y compramos cuatro pruebas de embarazo digitales. Esas no fallan Minerva, me dijo. Absolutamente todas marcaban positivo. Me tiré a la cama y con el rostro hundido en la almohada, grité: ¿qué le voy a decir a mi mamá? Y llegó Erdera en agosto de 2013. Durante un año completo, las 24 horas del día, la cuidamos los dos. Era el segundo año de la maestría de Benjamín y solo tenía asesorías que le quitaba algunas horas. En mayo de 2014 Benjamín terminó el programa y días antes de mudarnos, paseamos por el campus de Brown University y enterramos el ombligo de Erdera en el jardín Ruth J. Simmons Quadrangle, al lado del Main Green. Aquí naces, aquí floreces. Florecidos los tres, regresamos hace unos meses para el décimo cumpleaños de Erdera. Caminamos por College Hill, por el campus de Brown, nuestras calles favoritas, visitamos a los conocidos, comimos en los sitios donde solíamos ir y tomamos fotos frente al departamento de la calle Gano. Volvimos otros, distintos. Se nos revolvió el cordis, nuestros corazones latieron con doble fuerza. Él mío al menos. Por eso me siento aquí, como en los versos de Loraine Niedecker, a quien también conocí en mis días en la Nueva Inglaterra: I learned to sit at desk and condense. Aquí sentada recapitulando y condensando lo que no se puede abreviar.

     

    Vista del centro de Providence desde Prospect Park

    Benjamín en el Carrie Tower

    Ruth J. Simmons Quadrangle

     

     

    Nevada histórica “Nemo “ en febrero de 2013, Ruth J. Simmons Quadrangle

    Benjamín y Erdera en Carrie Tower

    Atrás el departamento de Gano St.


     

     

    Minerva Reynosa. (Monterrey, México; 1979). Poeta y gestora cultural. Ha publicado los libros de poesía: Una infanta necia (2003), Emötoma (2007, Premio Carmen Alardín 2006), La íntima de las cosas (2007), Atardecer en los suburbios (2011), Fotogramas de mi corazón conceptual absolutamente ciego (2012), Mammut (app de videojuego, 2015), la traducción de Photograms of my conceptual heart absolutely blind, realizada por Stalina Villarreal (2016), Mammut & Jinba-Ittai (2019), Larga oda a la salvación de Osvaldo en co-autoría con Sergio Ernesto Ríos (2019), iremos que te pienso entre las filas y el olfato pobre de un paisaje con borrachos o ahorcados (2020) y Lo mejor que damos. Antología personal (2022). Su obra ha sido traducida al alemán, inglés, sueco, ruso y francés. Se ha presentado en congresos académicos y festivales de literatura en México, Cuba, Colombia, EUA, España, Francia, Alemania, Marruecos, Suecia, Rusia y Finlandia. Premio Regional Carmen Alardín 2006 y Premio Nacional de Poesía Clemencia Isaura 2020. Actualmente colabora con Benjamín Moreno en el proyecto de experimentación textual, visual y tecnológico Benerva! Es docente online, consultora de literatura, gestora de distintos proyectos de sensibilización de la poesía y pertenece al Sistema Nacional de Creadores de Arte.

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