domingo, abril 28, 2024
    Aberración cromática

    Felipe de Jesús Saavedra Martínez

     

    En óptica, la aberración cromática es un tipo de distorsión óptica provocada

    por la imposibilidad de una lente para enfocar todos los colores en un único punto de convergencia. 

    Wikipedia 

    Verde lenteja 

    Cada cierto tiempo. olvido que dejo remojando lentejas para guisarlas. Esta leguminosa proviene de la planta Lens culinaris que es una herbácea de flores blancas con venas moradas. Muchas veces las nomenclaturas taxonómicas y los nombres propios revelan la óptica desde la que nos relacionamos con otros seres. Como dice Robin Wall Kimmerer en su libro Reserva de musgo, los “nombres en nuestros labios revelan lo que sabemos de los demás”. La forma en que nombramos a muchas especies revela la relación que tenemos con ellas. La Len culinaris en su propio nombre explica que es la hierba cuya semilla parece pequeñas lentes y cocinadas llenan muy bien nuestros estómagos. Geometría y función se condensan al nombrarles. Sin embargo, me pregunto si es que les llamamos lentejas por su forma biconvexa similar a los lentes de lupas y microscopios. O si llamamos lentes a los vidrios pulidos que comparten la geometría de esta semilla. No lo sé, pero lo que sé es que a las leguminosas les bastan un par de días para hincharse y despertar su naturaleza inherente de semilla. Y ahora tengo una cacerola llena de miles de lentecillos opacos agrietándose por la mitad. En cada grieta surgen discretos destellos verdes de pequeñas hojas primordiales. 

    Verde clorofilo 

    Dependiendo desde qué sentido observemos la cadena alimentaria (que al fin y al cabo es un flujo de energía por la atmósfera) podríamos decir que somos parásitos de las plantas. Su verde es verde porque la clorofila en sus hojas absorbe y refleja la fracción de luz que no utilizan para su crecimiento. Al devorar sus tallos, hojas y frutos ingerimos la misma luz solar encarnada en lo vegetal. Sin importar nuestros mitos, cultura, dieta o ciencia le debemos la saciedad de nuestras tripas (quienes tenemos el privilegio de poder alimentarnos a voluntad) a la capacidad cloroplástica del pigmento verde. Tal vez si la conciencia vegetal fuera similar a la humana los sembradíos de soya nos verían con lástima. Algo así como lo especulado por Kobo Abe en su cuento “El huevo de plomo”. En donde un hombre despierta de una hibernación de ochocientos mil años para descubrir que una parte de la especie humana evolucionó a una forma de vida vegetal por inyectarse clorofila en sus venas. Esta humanidad vegetal longeva, plácida y ludópata miran como patéticos esclavos degenerados a quienes aún se nutren mediante el estómago. 

    Verde tigre 

    La visión de distintos tonos de un color sobre las formas varía entre individuos. Incluso entre los de la misma especie. Es decir que mi azul no es tu azul, aunque miremos la misma ave o el mismo cielo. Después de todo el nombre que le damos a un color es al igual que todos los nombres un acuerdo para poder más o menos referirnos al mismo objeto o fenómeno. Si indagamos en estas diferencias de percepción cromática entre especies podemos especular que otros animales miran universos muy distintos a los que nuestros ojos logran observar. La forma en que se mira el paisaje y la selección natural puede eventualmente dar lugar a espectros cromáticos intensos. Los humanos vemos el color a partir de miles de variantes de tonos del rojo, azul y verde, por eso entre la vegetación podríamos ver centellear el naranja entre las rayas oscuras del pelaje de un tigre. Pero para los ciervos cuyos ojos son ciegos a los tonos rojo de la luz los tigres son el espectro verde de la muerte sacando las garras y colmillos entre la maleza.   

    Verde holobionte 

    Los líquenes son costras vivas que pueden crecer en la superficie de troncos, rocas montañosas y desérticas. Su identidad se forma de la asociación de una especie de hongo con alguna de algas microscópicas. La variedad de tonalidades en sus cuerpos proviene de la clorofila que las algas aportan al organismo para poder nutrirse de luz solar. Su verdor evidencia la generosidad entre los seres minúsculos. 

    Verdes post apocalípticos

    De vez en cuando uso Google earth para alimentar mi ecoansiedad. Con la función de Time lapse es posible ver en imágenes satelitales como la mancha urbana ha crecido en los últimos treinta y siete años. Al enfocar la Presa de la Boca veo una mancha color verde profundo que va dando lugar a tonos arena conforme el tiempo se acerca al 2022. En los territorios límite de la ciudad con las montañas el verde bosque es devorado por el reflejo amarillento opaco de la arquitectura citadina.  Lo que más me atrae de los relatos y especulaciones sobre nuestra extinción o del colapso de la civilización es imaginar como lo humano terminará siendo el sustrato de la vida vegetal, fúngica y bacteriana. Así como en la novela Un verdor terrible se habla del último temor del científico Fritz Haber, padre de la guerra química y ganador del premio Nobel en su área por desarrollar la síntesis de amoniaco que resolvió la crisis agrícola del siglo XX. En la novela Fritz no temía por el futuro desarrollo de las armas químicas, su mayor temor era que su método para extraer nitrógeno del aire provocara que la vida vegetal aprovechara “el exceso de nutrientes que la humanidad les había legado para esparcirse sobre la faz de la tierra hasta cubrirla por completo, ahogando todas las formas de vida bajo un verdor terrible”. Mi ansiedad disminuye por la fantasía de ese temor. Imagino que si es que el universo es tan basto tal vez a miles de millones de años luz alguien podrá mirar cómo ese verdor encuentra su camino floreciendo entre el polvo de los huesos de la ciudad.

     


     

    Felipe de Jesús Saavedra Martínez. (Estado de México 1993). Egresado de la licenciatura de Biotecnología Genómica UANL y autodidacta en ciencia ficción. Tiene la hipótesis de que la vida es una metaficción escrita por células. Trabajó en un museo divulgando ciencia y fue becario en el Centro de Escritura Creativa de la UANL (219), donde desarrolló un libro de ensayos híbridos entre la literatura y la ciencia. El libro se titula Transcriptoma, donde intenta encontrar lo biológico en lo literario y lo literario en lo biológico. Ganador del certamen de Literatura Joven UANL 2020 con un cuento titulado Blue Ranger.  Textos suyos pueden leerse en la antología Ellipsis 2019, la antología Ab animalibus editado por ENE y en la antología La presencia lunar editado por la UANL. Le gusta ir al parque a mirar árboles y escuchar cigarras.

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