lunes, abril 29, 2024
    Carpintería

    José Carmen

     

     

    Soy carpintero. Bueno, empecé un negocio de carpintería. Desde pequeño he sentido la fascinación por crear mobiliario e inventar cosas con distintos materiales. A mis ocho años, papá y mis hermanos construimos un librero que hacía la función de dividir la sala del comedor. Tablas y tablas pasaron por la puerta principal para irse acomodando en la pared y después ir haciendo repisas. Me gustaba mucho el olor que salía al cortarlas. Ese aroma me da una sensación de nostalgia al recordarme sentado sobre las maderas que poníamos en la mesa para que él pudiera cortarlas con la sierra. Yo era su ayudante, un tipo de prensa que inmovilizaba el material. No teníamos muchas máquinas ni herramientas variadas. Utilizaba principalmente una caladora, un atornillador, martillo y clavos. Después vi pasar unas hojas grandísimas para mi estatura, fueron el fondo del librero. De un lado liso y el otro con distintas cavidades donde pusimos fotos, llaveros, adornos y una televisión. Tiempo después hicimos otro en nuestra casa nueva. Misma forma y acabado similar. Barniz color roble. Estos libreros-divisiones fueron mi primer acercamiento a la carpintería. Ahí empezó todo. Encanto que hasta ahora no había dejado de tentarme los ánimos para empezar a hacer mis creaciones. Lo primero que construí fueron unos relojes de arena que regalé a mis amistades. Unos pequeños artilugios que me dieron dolor de cabeza. Por alguna razón al darles vuelta en un sentido daban cinco minutos y en el otro tres. Orgullosos los amantes de la relatividad. Los hice de la misma forma que años atrás construimos los libreros. Cortes con caladora y barniz color roble. También he hecho reparaciones de sillas, gabinetes para cocina, closets, mesas de centro, poza tazas. He construido de todo un poco a nivel residencial. No quiero quejarme, me encanta la idea de transformar un material noble y orgánico como la madera, ver el rostro de las personas cuando el mueble se ha instalado en sus hogares. Disfruto mucho el proceso. Darle tiempo al tiempo. Cepillar la madera, lijar, hacer los cortes, el detalle en los ensambles, encolar y armar. No sin dejar en menos la parte del diseño. He descubierto que esta es una de mis aficiones así como uno de mis conflictos. Por un lado me encanta hacer cosas con madera pero me incomoda que para hacer esto se tengan que talar árboles. Muchas veces lo que nos gusta y nuestras posturas no se encaminan por donde mismo. Si un mueble se define principalmente por su uso, esconde la visión estética y una postura ética de fondo. ¿Qué hace el carpintero ante la tala inmoderada? ¿Y si hace muebles con materiales reutilizados? Pero qué va, si no se verán bien. Dicen algunos. Mantengo la convicción de que sabiendo trabajar la madera hasta la de cimbra se puede convertir en algo bello. Los griegos semejaban el trabajo del artista con el trabajo del carpintero. Mucho de cierto hay en esta comparativa. Aunque en los tiempos de ahora abundan armadores que con paneles de mdf, contrachapados, melaminas, y demás hojas prensadas nos venden muebles funcionales, la templanza que da trabajar la madera le otorga un toque distinto a los objetos. El trabajo lento y prolongado, las modificaciones, la reescritura. Cuando me paro frente al banco de trabajo para iniciar un mueble pienso mucho. Hago bocetos, los tacho, los vuelvo a hacer, borro y rehago hasta que queda uno que me gusta. Después comienza la faena de ir por el material y poner manos a la obra. Pasan días y horas de trabajo, de moldearlas, de una, dos, tres pasadas de lija, entintar y sellar. Lo que más me emociona es cuando sigo modificando el diseño original. ¿Y si el cargador lo pongo mejor acá para que sea un tipo de vista? ¿Qué tal quedaría un sistema francés para la instalación de este mueble? Las modificaciones en el proceso son algo diario. Uno nunca termina de crear una obra. Como el artista, el carpintero se mantiene en un constante proceso creativo. Y aunque vuelva a hacer lo mismo otra vez, nunca son los mismos ojos que emprenden esa obra.

     


     

    José Carmen. (1995). Estudió Filosofía. Perteneció a la tercera generación (2021) del Centro de Creación Literaria de la Casa Universitaria del Libro UANL. Entre 2021-2022 realizó en comunidad el primer Laboratorio Filosófico: experienciando y experimentando el filosofar en comunidad en el LABNL de CONARTE. Sus actividades se alternan entre la música, la literatura y las prácticas filosóficas.

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