martes, abril 30, 2024
    Editorial: febrero 2023

    Lastimar es el verbo de este mes. Reflexionamos acerca del significado cultural e íntimo de esta palabra cuya etimología proviene del latín blastēmāre o  «decir blasfemias». ¿Qué tanto nos calan los agravios y las ofensas? ¿Y si somos quienes dañamos a los demás? ¿Por qué lo hacemos? Podemos lastimar de distintas maneras: a nivel físico o emocional. ¿Qué tan mal nos sentimos por infligir daño? ¿Y qué pasa cuando podemos herirnos a nosotrxs mismxs?  “Los humanos son la gloria y la escoria del universo”, dijo Blaise Pascal alguna vez.

     

    Abrimos con un intenso cuento de Lupita Zavaleta, en el cual hay una indagación en la complejidad de las dinámicas familiares: “Yo había cruzado ríos antes, de más joven, de más fuerte. Mamá decía que no había que dejar que la corriente nos levantara las piernas. Había que hundirse en el lecho del río, hacerse pesada”.

     

    emaLúa gcanchola nos comparte su proceso de reencontrarse consigx mismx y superar los daños: “y mientras emilio afuera, yo adentro. en las lágrimas de almohada y cobertores. en el dolor de mirar al espejo. en la culpa. luego la espina se hizo tan grande que se convirtió en bosque”.

     

    Julieta García González escribe un contundente ensayo acerca de cómo expresamos el sufrimiento las personas humanas y no humanas: “Los animales sufren y se duelen, extienden de formas muy obvias su lamento: por el mar ayudándose con las ondas acuáticas, como las ballenas, o al pie de los árboles, como los primates; en una casa con gemidos, como los perros o los gatos”.

     

    A propósito del doceavo aniversario de la Casa Universitaria del Libro UANL, Irma Gallo escribe sobre este recinto, que es “un templo para la lectura y su disfrute” que “ha construido un catálogo sólido y diverso, en el que cualquier lector puede encontrar una opción que satisfaga sus intereses, su curiosidad, su deseo”.

     

    Estamxs emocionadxs por incluir el trabajo creativo de más personas becarias del Centro de Creación Literaria de la UANL. Tenemos una serie de poemas de Yurem Oyarvide: “supongo que quisiera ser padre en el futuro / o mejor en el pasado / volver a mi infancia /y cuidar de mí mismo”. Donnovan Yerena rememora a su padre y desentraña el peso de la ausencia: “Mi papá es la añoranza que me deja el último sorbo de té de naranja bergamota. Mi papá es el American Dream que salió mal. Mi papá carga con todos los indocumentados que no lograron entrar al cielo. Carga con el amor marchito de mi mamá, carga con las canciones de Joan Sebastián del casete que le regaló en la facultad. Y perdóname, papá, pero también cargas con mi resentimiento, con mi enojo, con todo el rencor que sembraste y ahora brota de mí como el néctar de un árbol de mezquite”.

     

    Publicamos un cuento de Hiram Ruvalcaba sobre un padre que lastima ¿involuntariamente? a su hijo, el cual aparece en Padres sin hijos que obtuvo Premio Nacional de Cuento José Alvarado 2020 y fue publicado por la UANL en 2021: “Volvió a berrear. ¿Qué sería de él a partir de entonces? La imagen de los paramédicos que los conducirían al hospital, donde declararían muerto a su primogénito, no era nada comparado con su familia. Podía escuchar ya los gritos de Alma, que desgarrarían todo lo que había sido su vida hasta entonces”.

     

    Contamos también con un adelanto de Fruto, el más reciente libro de Daniela Rea Gómez publicado por ediciones Antílope sobre cuidado que “es un conjuro de mujeres, el resultado de prestar oídos a nosotras mismas para encontrar lo que nos convoca”.

     

    Aparece aquí un texto que forma parte del imprescindible libro La presencia de la ausencia. Historias de personas desaparecidas y reflexiones en torno a la desaparición en México, publicado por FUNDENL y la UANL en 2018: “¿Qué le vamos a decir al futuro cuando venga a buscarte? ¿A qué puerta le diremos que toque? ¿En qué parque ha de esperarte? ¿Y si le decimos que a veces la vida es una trama de hilos que se rompen? Así de pronto y “de la nada”. Queda nomás un hueco. Un espacio vacío donde ya nada se sostiene. Sólo los hilos sueltos del dolor que se siente por tu ausencia, los hilos-esperanza de que algún día el hueco sea remendado”

     

    Homero Ontiveros hace una reseña de este volumen que “va aún más allá al mostrarnos, aunque sea de manera mínima, cómo es para los familiares vivir con la ausencia de sus seres queridos”.

     

    Deseamos que este suplemento sea de su agrado y sirva para repensar en un concepto tan amplio y profundo como lo es la palabra “lastimar”. 

     

    ¡Nos leemos pronto!

     

    El equipo editorial.

     

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