jueves, mayo 2, 2024
    tierra para las matas

    Iveth Luna Flores

     

    tierra para las matas

     

    *

    pensamos que crecer

    era para arriba como una enredadera

    pero las raíces también 

    esconden hacia abajo a las niñas

    en la época de la revolución

    mi abuela me contó del entierro

    cuerpo en vida cuerpos de mujeres

    en el rancho de venado donde vivía

    sepultaron a sus tías 

    sepultaron a sus vecinas

    para que no las arrancaran los soldados

    ahogaron los tallos con hojas secas

    no se cubre con tierra 

    la piel descarapelada de los días

    no se echan a perder

    la composta ni los maíces

    tiernos de la infancia

    no se entierra sólo

    lo que está muerto

     

    **

    no quiero tener un hijo

    porque no tengo dinero

    no quiero tener una hija

    porque siento la pulsión

    de esconderla bajo tierra

    cavar un pozo o una cueva

    un pequeño búnker

    mientras intento contener 

    el deseo del dinero y de una casa

    que no tengo que derrumbo

    noche a noche

    en mis pesadillas se desatan

    persecuciones de militares

    contra mi familia

    cómo salgo a defender

    lo que no tengo

    cómo levanto las manos

    dentro de mi poesía

     

    ***

    como no puedo tener una hija

    cuido a mis sobrinas

    les abono días les abono

    una sonrisa 

    cascarón de huevo

    piel negra de los plátanos

    en su casa no tienen agua

    o baja la presión cada semana

    yo quiero contarles

    que cuando era niña

    me bañaba a diario en una tina

    pero sí teníamos agua

    teníamos tanta

    que la reventábamos 

    en globos de colores 

    chubascos de lluvia fría

    lanzados en la avenida

    todas las niñas sabíamos

    que la canícula nos rebasaba

    que el sol era contenido

    en el tinaco vacío

    de la casa de la vecina

     

    ****

    mi abuela materna nació en los cuarenta

    mi sobrina más pequeña en el dos mil veinte

    casi ochenta años las separan

    y una pandemia y un cubrebocas

    que tapó sus cuerpos

    varias guerras de soldados

    y crimen institucionalizado

    un día hice una comida para ellas

    les preparé pozole

    y mi sobrina más pequeña dijo

    el caldito es rojo 

    como el color de un corazón

    y otro día les hice carne asada

    y mi sobrina más grande dijo

    la carne la asan los hombres

    así me enseñó papá

    y le pasé las pinzas

    la acerqué al fuego

    y el cabello se le llenó de humo

    y en la cabeza se le formaron nubes

    me preguntó palabras que no sabía

    y le señalé los cerros

    nos desmoronó el lenguaje

    y nos quedamos juntas

    como un deslave

     

    *****

    no es que quiera

    enseñarles el culto a la carne

    mi abuela dijo

    que creció con puercos

    y marranos que caminaban

    en dos patas

    que se hizo amiga

    de los cabritos

    que platicó con las vacas

    y que a la hora de matarles

    no tuvo miedo ni nostalgia

    el terror vino después

    los cuerpos de los animales

    colgados en el tendedero

    las telarañas de la sangre

    que caían

    mi abuela no le tuvo miedo

    a perder una amistad

    le tuvo miedo

    a los mitos

    a su patio maldito

    sus pequeños amigos

    encajando la pezuña

    en su ventana

    mientras ella

    les rezaba

     

    ******

    quiero fundar una ciudad

    donde quepan las calles 

    sin automóviles sin señal quiero

    que mi sobrina mayor

    vaya a la universidad

    y que se salte las clases

    que haga muchas amigas

    y que cuando ya tenga suficiente

    diga basta

    me voy de esta ciudad

    voy a fundar una propia

    hacia el interior de mis párpados

    mis brillitos me llevan

    a la orilla del agua

    con mis pantalones aguados

    con mi perrito pepo

    mis roturas de hace tiempo

    y mis canciones de madrugada

    quiero que mi sobrina

    le ponga nombre a su calle

    que la salga a defender

    de sí misma y de los otros

    que vamos a ser su familia

    ramas podridas

    y tallos que podría ahogar en agua

    si quisiera si pudiera

    echar raíces 

    quiero que aprenda a crecer

    para arriba y para adentro

     

    *******

    la primera palabra

    que aprendió a decir

    mi sobrina menor

    fue NO

    NO NO NO

    y quieres darme un beso

    NO y quieres que te

    cargue NO NO

    y así se hace muy bien

    NO te toquen

    NO si no quieres y 

    nunca dejes de decir NO

    mi sobrina ya sabía

    lo que yo no aprendí

    de niña

    34 años me costaron

    a mí

    para aprender a decir NO

     

    ********

    fundaron una colonia

    de gente alegre y trabajadora

    en ese rancho

    vinieron a descansar

    los soldados deprimidos

    y cansados

    nadie quería luchar

    se bañaban en las piletas

    de las vacas y los burros

    nadie tuvo que marcar

    un límite no había forma

    de enriquecer al pobre

    o de salvar la militancia

    de la tierra todos luchaban

    a su manera

    no había clases ni luz

    solo una casita

    hecha de paja y tierra

    adobe y luego láminas

    después cemento

    mi abuela dijo

    en el pozo

    todos éramos iguales

    cuando íbamos

    a cagar

    en la tierra 

    todos éramos iguales

    cuando teníamos

    que buscar

    para tragar

     

    ********

    en la calle un señor

    vende tierra para las matas

    la compré pero a mí

    se me mueren las plantas

    en mi casa no he aprendido

    a medir el agua

    contaminada ni la luz

    el aire o el sol

    la canícula me marea

    la suciedad oculta

    los cerros y las calles

    son un rancho 

    sin árboles ni animales

    no sé cultivar la tierra

    tomo por el tallo

    mis palabras las siembro

    en esta hoja y en mi cuerpo

    quiero crecer hacia

    arriba y hacia dentro

    no sólo se sepulta

    lo que está muerto

     


     

    Iveth Luna Flores. (Nuevo León, 1988). Licenciada en Letras Mexicanas por la UANL. Es autora de los libros de poesía Comunidad  terapéutica (Premio Nacional de Poesía Francisco Cervantes Vidal 2016) y Ya no tengo  fuerza para ser civilizada (UANL, 2022); su obra ha aparecido en revistas como Este País,  Punto de Partida y Periódico de Poesía (UNAM), Estudios (ITAM), Tierra Adentro, Jardín  LAC; y en diversas antologías nacionales e internacionales. Fue becaria del Centro de  Escritores de Nuevo León y del programa Jóvenes Creadores del FONCA. Ganadora del  taller de escritura creativa Punto Final, Laboratorio de terminación de obra, impartido por  Juan Pablo Villalobos, convocado por Editorial Almadía. Imparte talleres de poesía especializados en temas como la familia, el hogar y la intimidad, además asesora y edita libros en construcción y proyectos artísticos.

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