sábado, abril 27, 2024
    Poemas de Paulina Villalpando

    Paulina Villalpando

     

    Hoy quise olvidar el desierto

     

    En el camión todos miran hacia afuera.

    A mí me gusta mirar las caras 

    por dentro, el sueño, los ademanes de gente real.

    Imagino la vida del niño

    sentado en las piernas de su madre

    si ve caricaturas a las cuatro de la tarde

    o en su lugar, ve más allá del patio gris

    allá donde el sol besa la tierra.

    Si él, como yo, mira hacia arriba 

    cuando pasan las nubes

    y se pregunta qué se sentirá

    que sus lágrimas rieguen montañas 

    y germine el verde 

    que tanto me gusta;

    si verá todo lo que el mundo

    tiene para regalarle, aquel pequeño insecto 

    que nacerá de ese capullo, 

    me pregunto si él también se ha caído

    o si las cicatrices han formado alguna extraña forma

    de país o de mundo, todo eso me pregunto,

    para saber si he crecido, mientras el niño duerme

    en los brazos de su madre 

     

    Historia de Eleodes

     

    He perdido varias cosas en el desierto, 

    me las ha robado, el insecto que bulle

    bajo la farola por la noche, es el

    pinacate negro que he aplastado

    varias veces en mis sueños, 

    se ha llevado las memorias de mi padre, 

    y ahora mi padre es el desierto.

     

    Dime padre, si has dejado un camino para mí,

    si este camino también está espinado,

    si esta raíz, padre, también va a morir

    rodeando nuestra casa, como el árbol que observa

    la tumba de las flores.

    Dime padre, si estas lágrimas son la sal

    que sacan de nuestra tierra, 

    dime padre, si hoy también escucharé el silbido

    del tiempo,

    dime padre, si eres el juez-lechuza que dice

    que tengo que olvidar.

     

    Epitafio

     

    Aun veo la puerta cerrada de la cocina,

    aun quiero llenar los vacíos de una historia 

    que nunca fue contada para mí.

    Que hago, más que inventarla

    a lo lejos escucho 

    risas cosidas a la pared,

    murmullos de palabras pronunciadas

    en el eco de otro tiempo.

    Me habla el lenguaje de los árboles, 

    su crujido es mi epitafio, cantan

    una canción de cuna pero aún soy insomne,

    esta noche es oscura y algo toma mi mano

    una mano que ya no es mía, y busco a tientas 

    en las noches de desierto, a otras 

    manos que sepan manejar mejor la oscuridad.

    Ya no quiero ser más una extranjera

    quiero ser una hermana

    de las gotas que caen sobre la tierra de mis padres,

    quiero ser lluvia de desierto, 

    y escuchar murmullo que se inyecta

    en nuestra casa sin jardín, saber entonces el canto

    de la tierra de mis ancestros.  

     


     

    Paulina Villalpando. (Monterrey, Nuevo León, 2000). Licenciada en Letras Hispánicas por UANL. Poeta y mediadora de lectura, le gustan los libros de literatura infantil y llora con ellos.

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