No regreses a la ciudad

Iveth Luna Flores

 

Amiga, no regreses a la ciudad

aunque tu familia te lo pida a gritos.

Mataron a un hombre a dos calles,

las balas ardieron en su frente

mientras yo preparaba mi comida.

Amiga, levantaron a un hombre a unas cuadras

y en la cantina a donde íbamos a tomar

ahora prostituyen a unas chicas.

Un tipo se levanta temprano  

para anunciar los cuerpos

como si vendiera tacos mañaneros.

Las patrullas pasan con su café en mano,

como nosotras, amiga, en la oficina.

Hace unas semanas mis vecinos dispararon al cielo 

mientras yo estaba aquí, escribiéndote.

Sus risas estallaron en mis ventanas

y mis gatas corrieron a esconderse bajo la cama.

En los puentes peatonales otra vez

cuelgan cuerpos descabezados,

¿te acuerdas, amiga, de esos veranos?

Ya mataron a algunos policías, 

ya mataron al jefe de la escolta 

del alcalde de Villaldama,

asesinaron al director de policía de Linares,

los municipios son pequeñas islas en sangre

y en las noticias somos hojas en blanco.

De vez en cuando, encuentran algunas hieleras 

con partes de personas que todavía nadie reclama.

Amiga, no vuelvas a tu ciudad

porque ya no es tuya ni mía,

los cárteles se la están disputando,

borraron de la tierra a una familia en Pesquería

y en otro lugar, una bala perdida le tocó a una niña.

¿Recuerdas el verde del río Santa Catarina?

Le quemaron las piernas a los árboles

y un ave naranja voló sobre nuestro pantano.

¿Qué quiero decirte, amiga, qué te cuento?

En mi barrio, convirtieron en sicarios

a los amigos cholos de mi infancia,

las vecinas son asaltadas a mano armada

y ya no consuelan los domingos de barbacoa ni nada.

La gente sigue trabajando en las fábricas,

la gente sigue caminando para tomar el camión,

la gente sigue esperando durante horas en las rutas

aunque el aire está enrarecido

y hay alerta ambiental cada semana. 

Las fábricas nos inflamaron de furia apagada

y la contaminación nos obstruye la vista.

Hace unos días, un padre cargando a su hijo pequeño

se aventó de las instalaciones del metro.

Yo vi al papá en un charquito de sangre

sobre el pavimento, al niño desmayado entre manos,

el gris duro y caliente de la noche

se me metió a las venas, me endureció la frente.

Luego antier, un hombre se aventó

varias veces sobre las vías del metro,

hay un video de sus intentos: 

la persistencia del deseo de la muerte

en la descarapelada angustia de los transeúntes.

Amiga, te lo digo, te lo repito,

no vuelvas a la ciudad

que ya no es tuya ni mía,

tan solo de los cárteles inmobiliarios,

del cártel del noreste, del cártel

institucionalizado.

 


 

Iveth Luna Flores. (Nuevo León, 1988). Licenciada en Letras Mexicanas por la UANL. Es autora de los libros de poesía Comunidad  terapéutica (Premio Nacional de Poesía Francisco Cervantes Vidal 2016) y Ya no tengo  fuerza para ser civilizada (UANL, 2022); su obra ha aparecido en revistas como Este País,  Punto de Partida y Periódico de Poesía (UNAM), Estudios (ITAM), Tierra Adentro, Jardín  LAC; y en diversas antologías nacionales e internacionales. Fue becaria del Centro de  Escritores de Nuevo León y del programa Jóvenes Creadores del FONCA. Ganadora del  taller de escritura creativa Punto Final, Laboratorio de terminación de obra, impartido por  Juan Pablo Villalobos, convocado por Editorial Almadía. Imparte talleres de poesía especializados en temas como la familia, el hogar y la intimidad, además asesora y edita libros en construcción y proyectos artísticos.

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