tierra para las matas

Iveth Luna Flores

 

tierra para las matas

 

*

pensamos que crecer

era para arriba como una enredadera

pero las raíces también 

esconden hacia abajo a las niñas

en la época de la revolución

mi abuela me contó del entierro

cuerpo en vida cuerpos de mujeres

en el rancho de venado donde vivía

sepultaron a sus tías 

sepultaron a sus vecinas

para que no las arrancaran los soldados

ahogaron los tallos con hojas secas

no se cubre con tierra 

la piel descarapelada de los días

no se echan a perder

la composta ni los maíces

tiernos de la infancia

no se entierra sólo

lo que está muerto

 

**

no quiero tener un hijo

porque no tengo dinero

no quiero tener una hija

porque siento la pulsión

de esconderla bajo tierra

cavar un pozo o una cueva

un pequeño búnker

mientras intento contener 

el deseo del dinero y de una casa

que no tengo que derrumbo

noche a noche

en mis pesadillas se desatan

persecuciones de militares

contra mi familia

cómo salgo a defender

lo que no tengo

cómo levanto las manos

dentro de mi poesía

 

***

como no puedo tener una hija

cuido a mis sobrinas

les abono días les abono

una sonrisa 

cascarón de huevo

piel negra de los plátanos

en su casa no tienen agua

o baja la presión cada semana

yo quiero contarles

que cuando era niña

me bañaba a diario en una tina

pero sí teníamos agua

teníamos tanta

que la reventábamos 

en globos de colores 

chubascos de lluvia fría

lanzados en la avenida

todas las niñas sabíamos

que la canícula nos rebasaba

que el sol era contenido

en el tinaco vacío

de la casa de la vecina

 

****

mi abuela materna nació en los cuarenta

mi sobrina más pequeña en el dos mil veinte

casi ochenta años las separan

y una pandemia y un cubrebocas

que tapó sus cuerpos

varias guerras de soldados

y crimen institucionalizado

un día hice una comida para ellas

les preparé pozole

y mi sobrina más pequeña dijo

el caldito es rojo 

como el color de un corazón

y otro día les hice carne asada

y mi sobrina más grande dijo

la carne la asan los hombres

así me enseñó papá

y le pasé las pinzas

la acerqué al fuego

y el cabello se le llenó de humo

y en la cabeza se le formaron nubes

me preguntó palabras que no sabía

y le señalé los cerros

nos desmoronó el lenguaje

y nos quedamos juntas

como un deslave

 

*****

no es que quiera

enseñarles el culto a la carne

mi abuela dijo

que creció con puercos

y marranos que caminaban

en dos patas

que se hizo amiga

de los cabritos

que platicó con las vacas

y que a la hora de matarles

no tuvo miedo ni nostalgia

el terror vino después

los cuerpos de los animales

colgados en el tendedero

las telarañas de la sangre

que caían

mi abuela no le tuvo miedo

a perder una amistad

le tuvo miedo

a los mitos

a su patio maldito

sus pequeños amigos

encajando la pezuña

en su ventana

mientras ella

les rezaba

 

******

quiero fundar una ciudad

donde quepan las calles 

sin automóviles sin señal quiero

que mi sobrina mayor

vaya a la universidad

y que se salte las clases

que haga muchas amigas

y que cuando ya tenga suficiente

diga basta

me voy de esta ciudad

voy a fundar una propia

hacia el interior de mis párpados

mis brillitos me llevan

a la orilla del agua

con mis pantalones aguados

con mi perrito pepo

mis roturas de hace tiempo

y mis canciones de madrugada

quiero que mi sobrina

le ponga nombre a su calle

que la salga a defender

de sí misma y de los otros

que vamos a ser su familia

ramas podridas

y tallos que podría ahogar en agua

si quisiera si pudiera

echar raíces 

quiero que aprenda a crecer

para arriba y para adentro

 

*******

la primera palabra

que aprendió a decir

mi sobrina menor

fue NO

NO NO NO

y quieres darme un beso

NO y quieres que te

cargue NO NO

y así se hace muy bien

NO te toquen

NO si no quieres y 

nunca dejes de decir NO

mi sobrina ya sabía

lo que yo no aprendí

de niña

34 años me costaron

a mí

para aprender a decir NO

 

********

fundaron una colonia

de gente alegre y trabajadora

en ese rancho

vinieron a descansar

los soldados deprimidos

y cansados

nadie quería luchar

se bañaban en las piletas

de las vacas y los burros

nadie tuvo que marcar

un límite no había forma

de enriquecer al pobre

o de salvar la militancia

de la tierra todos luchaban

a su manera

no había clases ni luz

solo una casita

hecha de paja y tierra

adobe y luego láminas

después cemento

mi abuela dijo

en el pozo

todos éramos iguales

cuando íbamos

a cagar

en la tierra 

todos éramos iguales

cuando teníamos

que buscar

para tragar

 

********

en la calle un señor

vende tierra para las matas

la compré pero a mí

se me mueren las plantas

en mi casa no he aprendido

a medir el agua

contaminada ni la luz

el aire o el sol

la canícula me marea

la suciedad oculta

los cerros y las calles

son un rancho 

sin árboles ni animales

no sé cultivar la tierra

tomo por el tallo

mis palabras las siembro

en esta hoja y en mi cuerpo

quiero crecer hacia

arriba y hacia dentro

no sólo se sepulta

lo que está muerto

 


 

Iveth Luna Flores. (Nuevo León, 1988). Licenciada en Letras Mexicanas por la UANL. Es autora de los libros de poesía Comunidad  terapéutica (Premio Nacional de Poesía Francisco Cervantes Vidal 2016) y Ya no tengo  fuerza para ser civilizada (UANL, 2022); su obra ha aparecido en revistas como Este País,  Punto de Partida y Periódico de Poesía (UNAM), Estudios (ITAM), Tierra Adentro, Jardín  LAC; y en diversas antologías nacionales e internacionales. Fue becaria del Centro de  Escritores de Nuevo León y del programa Jóvenes Creadores del FONCA. Ganadora del  taller de escritura creativa Punto Final, Laboratorio de terminación de obra, impartido por  Juan Pablo Villalobos, convocado por Editorial Almadía. Imparte talleres de poesía especializados en temas como la familia, el hogar y la intimidad, además asesora y edita libros en construcción y proyectos artísticos.

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